Acantilado

Año: 2016

Duración: 96 min.

País:  España

Director: Helena Taberna

Guión: Novela: Lucía Etxebarría

Música: Ángel Illarramendi

Fotografía: Javier Agirre

Reparto

Daniel GraoJuana AcostaGoya ToledoJon Kortajarena, Ingrid García Jonsson

Sinopsis

Un joven comienza a buscar a su hermana, que está desaparecida tras ingresar en una secta.

 

Crítica:

Quiero empezar diciendo que no he leído la novela de Etxebarría, por tanto no estoy autorizado para afirmar si Helena Taberna ha realizado una buena o mala adaptación al cine de esa novela. Sin embargo, quiero trasmitir mi impresión de la película, y me parece que la directora ha malogrado lo que parecía ser, de entrada, un caso con potentes tintes dramáticos en su planteamiento inicial  -como es el hecho de suicidio colectivo de una comunidad que vive recogida en las afueras de una isla de Canarias- pero la estructura del guion para contarnos el desarrollo de la investigación es monótona, previsible, confusa, falta de interés y, demasiado plana en su realización.

También me parece poco acertado el casting –exceptuando Ingrid García Jonsson- supongo que todos se esfuerzan en la interpretación de sus personajes pero ninguno de ellos logra convencernos de lo que está haciendo. Intuimos que la directora ha querido que trasmitieran inseguridades para impregnar las escenas de cierto misterio y que revoloteara un halo de suspense en cada escena, que en ningún momento logra, así que todo eso queda bastante descarnado y discurre el montaje con un ritmo sincopado que produce como resultado, que en algunos momentos nos desinteresemos de la acción. Es una pena, porque intuimos que esa trama argumental tiene mimbres suficientemente potentes para hacer una gran película, muy diferente de lo que se ha conseguido: una obra que puede resultar vistosa por algunos paisajes,  por alguna escena puntual o por lo que despunta su tema central, pero malograda como conjunto, aunque los últimos minutos del final sean contundentes e intenten arreglar las cosa, pero aún así no deja de trasmitirnos un punto de duda difícil de desterrar de nuestra mente una vez fuera de la sala.

 

P.M