Amor a la siciliana

Título original: In guerra per amore
Año: 2016
Duración: 99 min.
País: Italia
Director: Pierfrancesco Diliberto
Guion: Pierfrancesco Diliberto, Michele Astori, Marco Martani
Música: Santi Pulvirenti
Fotografía: Roberto Forza
Reparto
Pierfrancesco Diliberto, Miriam Leone, Andrea Di Stefano, Stella Egitto
Sinopsis
Ambientada en la época de la llegada de los americanos a Sicilia durante la II Guerra Mundial, el personaje principal de la película, Arturo, tendrá que alistarse en el ejército de Estados Unidos si quiere ganarse el corazón de su amada Flora.

Crítica

Pierfrancesco Diliberto en su triple vertiente de actor, director y guionista nos presenta una película interesante y bastante curiosa, que a veces desorienta, porque durante largo rato no sabes bien en que aguas nada ni a donde quiere aterrizar. Empieza como una comedia clásica de amor de los años cincuenta, se desarrolla con toques de sub-comedia esperpéntica de antiguo cine italiano, avanza casi como género negro de entre guerras y termina por denunciar el papel que las fuerzas armadas norteamericanas (o la diplomacia de su gobierno) tuvieron al final de la 2ª Guerra Mundial en reinstaurar el poder de la “Mafia” en Sicilia, que era un nido de avispas para la sociedad de la Isla.
A todo eso, con un recorrido del personaje principal que engarza y transporta la trama argumental, moviéndose entre las consabidas dificultades, por el impulso y fuerza que le da el amor de una mujer, que a su vez sabe que le corresponde. Hasta la última parte del film no advertimos que de verdad se pone seria, aunque es cierto que sin perder nunca el ritmo de comedia, aunque es ahí donde no acaba de redondear el sentido del humor que suponemos, pretende el director-intérprete, quizá por el intento de congraciarse con el espectador, con algunas escenas que, aparte de ser innecesarias no hacen avanzar la historia ni tampoco consiguen la gracia de los clásicos gags del cine cómico con personajes de carácter.
Es una película con fases en que la trama argumental es zigzagueante, con algunos personajes que no consiguen hacernos brotar la risa espontanea de la gran comedia, ni tampoco la intriga y tensión que conlleva el drama, aunque es entretenida, pero sobre todo, tiene un final contundente, incontestable, que con pocas imágenes nos hace un resumen de historia y nos lleva inevitablemente a la reflexión inteligente y al comentario con el compañero o compañera de butaca.
Ese final es el que hace poner en valor la película, al margen de interpretaciones adecuadas, escenas excéntricas en el contexto de la historia u otros muchos considerandos que se prestarían a .una crítica más extensa.

Pepe Méndez