50 primaveras

Título original: Aurore
Año: 2017
País: Francia
Director: Blandine Lenoir
Guion: Jean-Luc Gaget, Blandine Lenoir, Océane Michel
Música: Bertrand Belin
Fotografía: Pierre Milon
Reparto:
Agnès Jaoui, Thibault de Montalembert, Pascale Arbillot, Lou Roy-Lecollinet, Sarah Suco, Marlène Veyriras, Philippe Rebbot, Samir Guesmi, Laurie Bordesoules

Sinopsis:
Aurore Tabort está separada, acaba de perder su empleo y recibe la noticia de que va a ser abuela. A sus 50 años su vida parece estar estancada, pero cuando se encuentra por casualidad con un antiguo amor de su juventud, se produce un cambio en Aurore, y se niega a admitir que esa podría ser la ocasión perfecta para empezar una nueva vida.

Crítica:
Una comedia que se desenvuelve con un estilo dramático pero con toques de comedia, o comedia con fogonazos de drama. Desenvuelta y ágil narrativamente. Con manifiesto planteamiento de personajes entre la resignación y la esperanza, entre la apatía y la abnegación de una mujer (Aurore) que, sorprendida por acontecimientos que la obligarán a nuevos roles familiares, no quiere aceptar que su vida se haya esfumado tan deprisa y lucha por tener segundas oportunidades para recuperar su autoestima.
Creo que en la actualidad nadie piensa a los veinte cuan dura puede ser la vida a los cincuenta si no has logrado las metas propuestas, o si, como en el poema de Kepling, “IF” una vez conseguidas, por circunstancias ajenas pierdes todo y te ves obligado a empezar de cero.
El personaje de “50 primaveras” es vitalista, se deja llevar sin dramatizar si las cosas no salen bien, pero despierta como de un sueño cuando le anuncian que va a ser abuela, esto le hace empezar a mirarse en su interior con más preocupación y conciencia de la realidad de su circunstancia, de su yo de mujer, de su yo femenino.
En esta historia nos encontramos muchas situaciones conocidas y bastantes lugares comunes que reconoceremos sin sorpresa, pero que aceptaremos de buen gusto como parte de una historia que se repite en la vida, porque nos trasmite autenticidad. Los personajes, como mandan los cánones de la comedia, a veces son naturales y trasparentes, y otras, complejos e incomprensibles, que abordan los problemas con ingenuidad y explosión cercana a las rabietas infantiles, pero de angustiosa irreflexión espontanea que después se perdona fácilmente, y esa autenticidad hace a los personajes cercanos, accesibles y, hasta amables al espectador.
P. M.