Año: 2020

País: Georgia

Dirección: Dea Kulumbegashvili

Reparto

Ia SukhitashviliKakha KintsurashviliRati Oneli

Productora

Co-production Georgia-Francia; 

Sinopsis

En un tranquilo pueblo de provincias, una comunidad de Testigos de Jehová es atacada por un grupo extremista. En pleno conflicto, el mundo de Yana, la esposa del líder de la comunidad, se desmorona lentamente. La insatisfacción interior de Yana crece mientras lucha por encontrar sentido a sus deseos.


Premios

2020: Festival de Toronto: Premio FIPRESCI

2020: Festival de San Sebastián: Concha de oro, dirección, guion y actriz

Crítica:

Si habláramos de música y los planos fuesen notas, me atrevería a decir -según mi percepción posterior, ya una vez fuera de la sala- que el largo plano secuencia con el que empieza la película es un largo “do sostenido” lleno de potencia que presagia algún desenlace dramático. Un globo que se hincha en exceso y que la directora pronto desvelará la causa de esa compresión dramática, con un desenlace secuencial inesperado en ese mismo escenario y, la inquietud ya no nos abandonará durante toda la proyección del film, por capricho, a veces excesivo, de querer marcar estilo en esta, su ópera prima.

Es una película de composición gélidamente perfecta, y ritmo exasperantemente desolador, entre otras cosas, aparte de su esteticismo culposo, por la exposición de unas relaciones humanas marcadas por reglas marciales, inflexibles y de dureza espartana, impregnadas de un sentimiento de culpa del Antiguo Testamento que, en la actualidad aún se pueden encontrar en algunas comunidades de creencias religiosas férreas. Un sentimiento de culpa inyectado en las personas por la educación, en donde, sobre todo en el caso de la mujer, si eres un ser mancillado, difícilmente hallarás el perdón y podrás dejar de ser un estigmatizado para el resto de la comunidad.

Un film que deja poso, aunque a veces lleva la pasividad de la cámara demasiado lejos y lleva la dramaturgia a extremos que hacen chirriar la paciencia. En cualquier caso, y dentro de su posible excentricidad narrativa es evidente que ha llamado la atención de muchos cinéfilos y el reconocimiento de profesionales.

P. M.