FOTO: ESTUDIO OUCHH

Convulsa está la Tierra y sus habitantes intranquilos… Los glaciares se desmoronan y las temperaturas suben… Como en los mundos laberínticos de Escher las personas se mueven, en itinerarios redundantes que no aciertan a encontrar una salida, una vía de avance…

De ahí, que pidamos a la ciencia y la tecnología que nos resuelvan dilemas que, colectivamente, somos incapaces de dirimir mientras los tiempos se agotan y niños y niñas de razas, países y condiciones muy distintas se sumergen en el idioma común del llanto que trasciende las taladas selvas amazónicas y las tierras que se hunden. Un llanto que pervive prolongándose en el tiempo, “per secula seculorum”