Et les mistrals gagnants
Año: 2016
Duración: 79 min.
País: Francia
Dirección: Anne-Dauphine Julliand
Música: Rob
Fotografía: Laurent Brunet, Katell Djian, Matthieu Fabbri, Isabelle Razavet, Alexis Kavyrchine
Reparto: Documentary
Productora: Incognita Films / TF1 Droits Audiovisuels / Arte/Cofinova 11 / Soficinéma 8 Développement
Género: Documental | Infancia
Sinopsis
Ambre, Camille, Charles, Imad y Tugdual tienen entre seis y nueve años. Con humor y con la energía optimista de la infancia nos enseñan su mundo, sus risas, sus juegos y sus sueños. Y su enfermedad.

Crítica:
La directora de esta película/documental, Anne-Dauphine Julliand, experimentó en carne propia la amarga vivencia de tener que aceptar la enfermedad incurable de un hijo suyo. Sin embargo, en esta película, -que tiene algo de homenaje a ese triste suceso- no vemos sino un canto a la vida lleno de fuerza y valentía, por desgranarnos tan dignamente como ella lo hace, unos cuantos ejemplos tan enternecedores que es difícil que podamos sustraernos a la emoción, pero con un espíritu tan firme y tan lejos del intento por llevarnos al campo de la emocionalidad del lagrimón, que se convierte en un ejemplo de equilibrio en la lucha por la vida, aceptación del destino, sea cual sea y, vivir cada momento aceptando el proceso como algo propio de la naturaleza, sin trascendencias dramáticas.
Lo portentoso de esta lección es que esa reflexión instintiva nos la dan unos niños entre cinco y diez años, con una madurez tan vital y llena de optimismo que es inevitable emocionarse.
Pero la película está narrada llena de colorido y nervio y, aunque es un grito y una llamada a la investigación de esos casos, muchos de ellos sin solución actual, avanza con luminosidad, sin pararse en la recreación de la nostalgia o el lamento. La implicación y la naturalidad de todos los actores que les toca intervenir en los casos, y la manera de relacionarse es ejemplar: padre, hijos, hermanos, cuidadores, especialistas; así que a veces parecen fundirse los géneros, documental/ ficción, con la intención de relativizar el distanciamiento, pero aun así, no logra evitar transportar emocionalmente al espectador la intensidad de lo que vemos y oímos en este film. Película que, por otra parte es de narración sencilla.
Como las cosas verdaderas: sencilla y trasparente; aunque a veces esa realidad sea tan cruda que nos parta el corazón.

Pepe Méndez