Quince intérpretes, entre las que figuraba María Barranco, optaron al papel que le tocó a ella. Ana Fernández fue la agraciada y cuando Zambrano le dijo que ella era ‘la María’ le entró pánico, “porque tenía que hacer a esta mujer que representa a muchas mujeres que yo he conocido en mi pueblo.Viví y sentí a muchas Marías, a las que hice un homenaje desde mi lugar”, explicó la intérprete sevillana, que entendía muy bien a la protagonista de Solas, con la que disfrutó y sufrió durante los 29 días de rodaje. “La casa de María  era mi casa, mi habitación olía a humedad, a café, a rancio, a casa antigua. En la primera escena que filmé iba fumando por un pasillo del centro de acogida y la cabeza me iba a estallar, pensé que me iba a dar un infarto. Nunca más viví esa sensación porque me fundí con María, que me dejó muy mayor, me salió una arruga en el entrecejo y en las comisuras de los labios…¡no puede ser que que el cine te envejezca tanto!”, dijo.
 

No fue un rodaje fácil, pero la magia se impuso en Solas. “Benito Zambrano buscaba la perfección, había un equipo entregado al mensaje, al director y al guión. Luego han venido más personajes y de todos he aprendido y con todos he sufrido el duelo cuando ya no estaban comigo, pero confieso que el duelo con María fue muy grande”, destacó Fernández en el encuentro que mantuvo con el público con motivo del ciclo organizado por la Academia y la Asociación de Mujeres Cineastas (CIMA), en colaboración con la Fundación AISGE, ‘Mujeres que no lloran’.
 

En su ejercicio de memoria, la actriz mencionó que lo más fuerte que la había pasado con María fue en un coloquio que tuvo lugar en Galicia, donde una señora se acercó a ella y le dijo que había ido a ver la película sola “y empezó a hablarme del papel que hacía María Galiana, el de mi mi madre, y  que del mío se había olvidado, pero que fue a ver el filme otra vez y en cuanto apareció María se puso a llorar porque era ella”.

 
 

Mujeres maduras
 

Vivencias, sensaciones, anécdotas de una película y un personaje que marcaron su trayectoria. “Siempre seré la de Solas”, indicó  esta actriz que siente atración por “mujeres que toman la rienda de sus vidas como la María de Solas y La Mari televisiva, “a las que llamo heroínas cotidianas porque son unas mujeres normales, pegadas a la tierra, que en circunstancias especiales se convierten en personas excepcionales”.
 

Ana Fernández echa de menos “personajes poderosos, de mi edad. Los productores no tienen que tener miedo a las historias de mujeres maduras porque dan la sorpresa ya que hacen taquilla, se exhiben en festivales, viajan por el mundo. Solas no era una película comercial y llegó a serlo –Solas recibió 55 premios y a Fernández le valió el Goya a la Mejor Actriz Revelación y el Iris de Plata a la Mejor Actriz Revelación en el Festival Internacional de Cine de Bruselas, entre otros galardones–.
 

Acompañada por Virgina Yagüe, presidenta de CIMA, y de Concha Hernández –directora del Festival Ellas Crean–,  a la también actriz de Sé quién eres,  You’re The One, Tánger, La promesa, Hablé con ella, En la ciudad sin límites, Los niños salvajes y La novia, le llama la atención «el montaje, pero me gusta tanto meterme en la piel de alguien que no soy yo…. Todo lo que tiene que ver con nuestro oficio me ayuda a crecer”, aseguró.  

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