Ocho apellidos catalanes

Director: Emilio Martínez-Lázaro

Guión: Borja Cobeaga, Diego San José

Reparto: Dani RoviraClara LagoKarra ElejaldeCarmen MachiBerto RomeroBelén CuestaRosa María SardàAlfonso SánchezAlberto RodríguezAgustín Jiménez

 

Sinopsis:

Las alarmas de Koldo (Karra Elejalde) se encienden cuando se entera de que su hija Amaia (Clara Lago), tras romper con Rafa (Dani Rovira), se ha enamorado de un catalán (Berto Romero). Decide entonces poner rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que lo acompañe a Cataluña para rescatar a Amaia de los brazos del joven y de su ambiente. Secuela de «Ocho apellidos vascos».

 

 

 

En realidad, la película de Emilio Martinez Lázaro, continuación argumental de Ocho apellidos vascos, con los mismos personajes centrales, mas la aportación de unos cuantos actores catalanes, no se diferencia demasiado de la primera, pero sin la sorpresa de aquella, con algunos chistes bastante horteras y algunas interpretaciones ya conocidas que no aportan nada nuevo que nos pueda sorprender, incluyendo algún actor mal elegido para desempeñar su papel, aunque se esfuerce en sacarlo adelante interpretándose a sí mismo. En realidad todos se interpretan a sí mismos con posturas y gags ya conocidos por repetitivas y vistas en la tele anteriormente. Los diálogos se convierten en monólogos intencionados para conseguir la explosión de risa entre el público. A veces lo consiguen, sobre todo porque entramos con predisposición para ello, otras nos deja con la media sonrisa en los labios y otras, nos retrotrae al país de mentalidad de hace cuarenta años, pero bueno, supongo que de eso se trata, de explotar las miserias de personajes parecidos a los de Ibáñez con rastreo de algunos comentarios de los  de Forges, con todo mi respetos hacia forges.

El planteamiento de la película intenta ser moderno, integrando la realidad de la política catalana y caricaturizando lo más manido del prototipo de personalidad social del carácter catalán, que puede tener gracia si no estuviera demasiado visto en todas las películas anteriores de la historia de nuestro cine. El vanguardismo que han querido imprimir a través del personaje que interpreta Berto Romero; hipspter  tamizado por un halo condescendiente, mezcla moderna del artista tipo Dalí, Tapies y un poco del valenciano Mariscal, hace aguas, principalmente, por que el actor, aunque intenta sacarlo adelante como puede, no es el adecuado para encarnar este personaje.

En fin, los guionistas han tirado de tópicos que es lo que se supone que el público va a digerir mas fácilmente y juegan con la baza de enrocar, la que se supone gracia sevillana con la ya explotada exageración vasca y la castellera y empecinada insistencia independencia catalana, todo eso aderezado con los prototipos personajes de ambas regiones. Aunque no sea nada original esta segunda parte, es posible que vuelva a ser un éxito de taquilla, no estaría mal para la industria del cine español. Al fin y al cabo, aunque no te sorprenda ni sea original, no dejas de pasar un rato de buen humor. Y en estos tiempos que corren ¿que otra cosa hay mejor que eso?

 

Pepe Méndez