Viaje al cuarto de una madre
Año: 2018
País: España
Dirección y guion: Celia Rico
Fotografía: Santiago Racaj
Reparto
Anna Castillo, Lola Dueñas, Pedro Casablanc, Adelfa Calvo, Marisol Membrillo,Susana Abaitua, Ana Mena, Silvia Casanova, Maika Barroso, Noemí Hopper

Sinopsis
Leonor (Anna Castillo) quiere marcharse de casa, pero no se atreve a decírselo a su madre. Estrella (Lola Dueñas) no quiere que se vaya, pero tampoco es capaz de retenerla a su lado. Madre e hija tendrán que afrontar esa nueva etapa de la vida en la que su mundo en común se tambalea.
Premios
Festival de San Sebastián: Premio de la juventud 2018

Crítica:
Es una película que rezuma cariño, ternura y respeto por la convivencia. En ese sentido parece una película antigua. De antiguas y reposadas costumbres. De ritmos de vida de otro tiempo, cuando en los pueblos la vida era otra cosa y no esa prisa, inquietud y zozobra de las grandes ciudades que, en muchos casos, y supongo que, en parte debido a los medios de comunicación, ha contagiado a muchos rincones, hasta hace poco ajenos a tan ansioso bullicio. La madre de Leonor, Estrella, cuida de la hija, y esta, a la vez de su madre, enviudada recientemente. La casa en la que viven está pulcramente ordenada, reflejo del orden familiar y cariño que reina entre ellas. Pero Leonor es joven y tiene otras aspiraciones diferentes de los que desea su madre para ella, aunque está dispuesta a sacrificar sus deseos con tal de no dañar los sentimientos que ambas se profesan.
Celia Rico ha realizado una película pequeña, modesta pero entrañable, que deja un poso de nostalgia y admiración por su sano candor y franca aceptación de las cosas cotidianas que pasan en las familias comunes, sin estridencias ni dramatismos. Sin exasperaciones ni angustias mortales. No les gusta la soledad, pero se asume con naturalidad cuando esta llama a la puerta. Se despide al ser querido con amor cuando hay que decirle adiós, y se recibe con los brazos abiertos y el corazón palpitando de alegría cuando vuelve. Mientras tanto, se vive diariamente trabajando en los quehaceres cotidianos, en la breve charla con los vecinos, en la conferencia con el familiar lejano, en los encargos laborales.
Viaje al cuarto de una madre es una pequeña joya que deja poso y reflexión posterior a la salida de la proyección, y te lleva a repensarla con ternura los días siguientes, como si fuese un poema que quieres aprenderte de memoria.
No es una película de impacto emocional producido por la espectacularidad de sus imágenes. Es de esos films modestos que cuanto más lo recuerdas, más lo valoras.

Pepe Méndez