Análisis y tráiler de la serie The Young Pope

Primeras impresiones de la serie The Young Pope

Hoy vamos a hablar de la serie The Young Pope. No sabría definirla bien, por ahora. La verdad es que me deja un tanto perplejo. Y lo cierto es que para un ateo de los pies a la cabeza, que una serie íntegramente ambientada en torno a la iglesia católica, al vaticano y a la figura de un Santo Padre sui generis haya podido llevarme por ahora hasta el capítulo 5, tiene mucho mérito.

Resumiendo: Se trata de una serie de HBO y Movistar+. Dirigida por Paolo Sorrentino e interpretada por Jude Law, Diane Keaton, Silvio Orlando y… Javier Cámara, entre otros.

Reconozco que me interesó por el mero hecho de ver a Javier Cámara (uno de mis actores españoles favoritos) entre el reparto. Pero algo hubo además en el tráiler que me hizo probar a ver que pasaba en el Vaticano, que no podría ser una ciudad cualquiera, como sí lo es la ciudad que narra Cristobal Terrer (administrador y creador de este blog) en su novela CAMERON (visita la web oficial de la novela “Cameron” para leer algunos capítulos y comprar un ejemplar en “Cameronlanovela.com” )(¿ha colado el guiño subliminal?).

Pero intimidades aparte, la serie The Young Pope narra la historia del Joven Papa PIO XIII. Un pontífice ultraconservador, oscuro, ácido, irreverente y surrealista que trata de hacerse hueco en un papado al que no sabemos como ha llegado ni que va a hacer de él. Casi podríamos ver en él cierto aire de otros personajes como Hugh Lauri en “House”, o Kevin Spacey en “House of Cards”, pero con fondo eclesiástico y solemne.

Más allá de toda esta generalidad, mi opinión sobre esta serie se ha convertido en algo ambiguo y adictivo a partes iguales desde el minuto uno, en donde una escena repleta de bebes desnudos “dormidos” sobre los que gateaba otro bebe, abría la serie en su primer capítulo. Y es que a raíz de eso, esta serie jalonada de situaciones surrealistas, contradictorias, continuas metáforas y la simbología que utiliza el guionista y director para ambientar y dar escena, se ha convertido en algo tremendamente rocambolesco, estrafalario y mordaz. Todo ello no hace más que salpicar de curiosidad mi interés. Aún así, en ocasiones la tensión dramática empobrece y el exceso de misticismo hace que se duerma en los laureles el espectador.

Por otro lado, cabe hacer alusión a la deliciosa interpretación de los personajes principales; así como a la fantástica la recreación de las salas del Vaticano y los estudiados planos dramáticos con los que nos decoran la vista y la imaginación.

Pero detrás de todo ello, podemos percibir y respirar una trama que se construye en torno a la conspiración y a la verdad perversa, pervertida y lasciva que se esconde tras los muros de El Vaticano.

La recomiendo, sí, por ahora, porque hay momentos memorables en esta serie que merecen ser sagrados, adorados y de culto algún día.

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