Título original: Toivon tuolla puolenaka
Año: 2017
Duración: 98 min.
País: Finlandia
Director: Aki Kaurismäki
Guion: Aki Kaurismäki
Fotografía: Timo Salminen
Reparto
Kati Outinen, Tommi Korpela, Sakari Kuosmanen, Janne Hyytiäinen, Ilkka Koivula,Kaija Pakarinen, Nuppu Koivu, Tuomari Nurmio, Sherwan Haji
Productora: Sputnik
Sinopsis
Helsinki. Dos destinos se cruzan. Wikhström, de 50 años, decide cambiar su vida y abrir un restaurante. Khaled es un joven refugiado sirio que llega a la capital finlandesa por accidente. Su solicitud de asilo es rechazada pero decide quedarse de todos modos. Una tarde, Wikhström se lo encuentra en la puerta de su restaurante y, emocionado, decide ofrecerle su ayuda.
Aki Kaurismakis es un maestro en utilizar un lenguaje sencillo para contar historias interesantes llenas de humanidad y compromiso social. Se vale de unos personajes simples, comportamientos lineales y honestos sin retranca, personas transparentes en todos los momentos y situaciones, y las presenta de igual forma, lineales, también en el tratamiento de los antagonistas, desde el primer momento deja en evidencia que estos son sencillamente malvados sin disfraces, así como gente de gran corazón, los primeros.
En esta película juega con dos estructuras dramáticas por separado, muy distintas, y las va alternando según su conveniencia; el espectador intuye que esas historias están destinadas a converger en algún punto pero desconocemos el cómo ni el cuándo, y con esa incertidumbre nos mantiene durante un rato, haciendo seguimiento de una u otra de las acciones y espacios, hasta que con gran sencillez y de la manera más lógica decide que se encuentren, abriendo con ello un nuevo conflicto que resolverá con maestría, sin subterfugios y gran humanidad, evidenciando que en ciertos conflictos hay que anteponer la aptitud y el compromiso personal de los individuos para arreglar la mayoría de problemas sociales que, difícilmente se solucionarán siguiendo las reglas y ordenanzas oficiales, esas que los políticos decretan en los despachos, faltos de conciencia y empatía humana.
“El otro lado de la esperanza” es la película del autor que más podemos relacionar con “Le Havre” (premio Louis Deluc) 2011, aunque aquella esté situada en Francia y ésta, en Finlandia, o, aunque el argumento sea diferente, pero les une una temática central basada en unos mismos principios: unos personajes entrañables que abordan sus vidas con honestidad y riesgo, esperanza en el futuro, y aspirantes de una vida mejor que se embarcan en una aventura nueva; unos, cansados de la monotonía rutinaria familiar, otros, obligados por su la realidad sociopolítica. En el fondo son personajes comunes, como usted o como yo, que, en principio parecen fríos y distantes, de comportamientos imprevisibles a veces, con desengaños y frustraciones, pero en esencia están impregnados de un cierto romanticismo y solidaridad, hasta el punto que, anteponen la parte humana, racional, ayudando a personas que requieren su ayuda, pasando por alto normas del deber que estarían obligados a cumplir pero que no les parecen justas, a riesgo de que puedan entrar en contradicción con ciertas leyes del país al que sirven, porque para ellos más allá de las normas están las personas, sus derechos no respetados y sus sufrimientos que es lo que realmente importa.
El discurso de Kaurismaki es pausado, sereno, pero nos hace avanzar en la historia sin pausa ni respiro, derrochando gotas de fino humor sobre los personajes que, al principio pueden parecer desamparados y perdidos, nómadas de ciudad sin brújula ni rumbo, pero que esa misma sensación se convierte en simpatía entrañable hacia ellos.
Es un tipo de cine, en apariencia frio (que podemos situarlo entre el cine de Bresson y el de Dreyer) pero a medida que va avanzando la trama te atrapa, te engatusa y te emociona, y acabas enamorado de esos seres y su historia. Original y entrañable.
Al salir de la sala, en el fondo y por encima de todo, sigues creyendo en la condición humana.
Pepe Méndez