Título original
Sando-me no satsujin (The Third Murder)
Año: 2017
Duración: 124 min.
País: Japón
Director: Hirokazu Koreeda
Guion: Hirokazu Koreeda
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Mikiya Takimoto
Reparto
Masaharu Fukuyama, Koji Yakusho, Suzu Hirose, Yuki Saito, Kotaro Yoshida, Shinnosuke Mitsushima, Izumi Matsuoka, Mikako Ichikawa, Isao Hashizume
Sinopsis
El conocido abogado Shigemori defiende a Misumi, acusado de robo con homicidio, que ya cumplió pena de cárcel por otro asesinato hace treinta años. Las posibilidades de que Shigemori gane el caso son escasas, ya que su cliente reconoce ser culpable, aunque esto probablemente signifique la pena de muerte. Pero a medida que desentraña el caso y escucha los testimonios del propio Misumi y de su familia, Shigemori empieza a dudar de la culpabilidad de su cliente.

Crítica:

Sabemos que el cine autoral que se realiza en los países asiáticos es otra cosa distinta del que se realiza en Europa, lleva otros ritmos, otras pautas de desarrollo, con una narración más cadenciosa y unos comportamientos de los personajes más introspectivos, interiorizados, distantes y respetuosos con los oponentes, pero que pueden ser inflexibles e intransigentes cuando tratan del orden social establecido. Mientras lo vemos parece trasmitirnos respeto y reflexión.
Eso es lo que percibimos viendo la película de Hirokazu Koreeda , “El tercer asesinato”, un film que planea entre un thriller y el siempre interesante cine de Juicios, en el que se debate la culpabilidad o inocencia de un acusado, y que acarrea una gran carga de tensión mientras se dilucida la verdad. El espectador está acostumbrado a paladear esos temas con un punto de vista de intriga y a la vez espectáculo que nos ofrece el cine americano.
En “El tercer asesinato” no encontraremos los ritmos que nos impone la industria de Hollywood, pero sí unas líneas de desarrollo que van dejando caer piezas y que te mantienen interesado en el relato con cierta intriga por descubrir la verdad. Una verdad que va cambiando de color por dos puntos de interés: uno; el que intenta descubrir la verdad para acomodarla profesionalmente a una mejor defensa judicial, y dos; la parte humana que va apareciendo en algunos personajes tras rellenar ciertas lagunas ocultas anteriormente.
Lo que sucede es que Koreeda ha querido llevar al extremo su parsimonia, creando la conciencia de las contradicciones y alargando excesivamente algunas secuencias cuya recreación creemos innecesarias. Así que, salimos de la sala con la sensación de haber visto una buena historia, con un guion bien construido, pero que la narración se dilata excesivamente en el tiempo de montaje, y se ha excedido con la cadencia y el ritmo de las pulsaciones. Aunque no podemos negar el ejercicio de una película de comprensión típicamente asiática, que nos muestra una sociedad que ha copiado mucho de la cultura occidental pero que en el fondo respira y trata los temas en sociedad de una manera distinta a la usada habitualmente en la actualidad en el viejo continente. Aun así, con la perspectiva de ambas maneras de entender el arte y la vida, tengo la sensación que esta historia contaría lo mismo pero con mas satisfacción para el espectador aligerando su metraje con veinticinco minutos menos.

Pepe Méndez