Título original: The Whistlers (La Gomera)
Duración: 97 min.
País: Rumanía
Dirección y guion: Corneliu Porumboiu
Reparto
Vlad Ivanov, Catrinel Marlon, Rodica Lazar, Antonio Buil, István Teglas, Sabin Tambrea, Agustí Villaronga, Cristóbal Pinto, George Pistereanu
Productora
Co-production Rumanía-Francia-Alemania;
Sinopsis
Cristi es policía y a la vez chivato de la mafia. Desde Rumanía viaja a la isla de La Gomera para aprender el silbo gomero. En Rumanía se encuentra bajo vigilancia policial, y utilizando la ancestral forma de lenguaje canaria pretende comunicarse con la mafia para conseguir sacar de la cárcel a Zsolt, el único que sabe dónde están escondidos 30 millones de euros.
Crítica
Parece que Corneliu Porumboiu estuviera más interesado en la deconstrucción narrativa de la trama que en hilvanar una historia para que sea entendida convencionalmente. Nos ofrece un montaje por piezas escenificadas, aparentemente deslavazadas, en las que cuesta entrar en su juego por una sensación permanente de pérdida de orientación, seguramente intencionada, que nos conduce al borde del precipicio en cada secuencia.
Esa manera tan personal de contarnos una historia de intriga mafiosa tiene una virtud y un peligro. La virtud es que obliga al espectador interesado a ponerse en alerta para no perderse el más mínimo detalle, si es quiere unir las piezas del puzle y entender la trama plenamente, pues desde el principio queda advertido que la película está narrada cercana al metalenguaje, o al menos, nada que se parezca al lenguaje convencional. El peligro es que nos cansemos de tantos giros y espacios que parecen no llevar a ningún lugar y perdamos el interés en averiguar ¿quién es quién, como surgen esos personajes y qué pintan en la historia?
Desde luego, que nadie piense que va a ver una película realista. Es mas bien una fantasía lúdica, un juego oscuro sobre la mafia, cruzándose con un plan más truculento aún de la policía, para alcanzar un oscuro fin en el que la justicia juega un papel en la intriga tan importante como confuso. No obstante, es un film que percibimos lleno de interesantes detalles clásicos del cine negro de los años cincuenta. Bastante coral en su conjunto, personajes oscuros de personalidad impenetrable, llenos de mordacidad, sobre todo cuando parece que se comportan amablemente. Ya sabemos, los hilos que mueven esos entes de poder son insoslayables.
Es agradable ver la isla de la Gomera en donde se rodó parte de la película, pues el motivo principal del personaje central es el aprendizaje del lenguaje del silbo, propio de esa isla y único en el mundo. Otra de las curiosidades, sobre todo para el público español, es ver la interpretación que realiza en inglés, Agustín Villaronga, uno de los directores más importantes de nuestra cinematografía actual y, sorprende verlo en una producción rumana- franco-alemana.
Hay que destacar que su buen final se agradece, redondea la obra y mejora toda la opinión intermedia.
P. M.