Todo empezó en el año 1982, cuando el escritor británico Roald Dahl publicó su obra ‘El gran gigante bonachón’: Steven Spielberg se la ha leído a todos y cada uno de sus hijos en algún momento de sus vidas, pero desde la primera vez que lo hiciera han pasado ya más de 25 años, tiempo durante el que el realizador estadounidense jamás abandonó la idea de ser él quien llevara a cabo la adaptación cinematográfica del mágico mundo creado por Dahl.
Más allá de sus controvertidas ideas políticas, hay que reconocer que las novelas infantiles de Dahl son fascinantes y por ello algunas acabaron con una (o dos) versiones cinematográficas. Por ejemplo, su obra ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ fue adaptada tanto por Mel Stuart como por Tim Burton, Henry Selick versionó en pantalla grande ‘James y el melocotón gigante’ (‘James and the Giant Peach’, 1996) y Danny DeVito lo hizo con ‘Mathilda‘ (1996).
‘Mi amigo el gigante’, esperando una puesta a punto de la tecnología
Con ‘Mi amigo el gigante’ (‘The BFG’), Spielberg supo desde el principio lo que quería y cómo lo quería, así que no le quedó más remedio que esperar, porque a finales de los 80 la tecnología no estaba lo suficientemente preparada como para ponerse al servicio de la historia que él necesitaba contar. El proyecto se ha gestado a lo largo de estos años entre épocas de estancamiento y épocas de evolución pero por fin podemos ver el resultado tan laborioso trabajo.
Sophie (Ruby Barnhill) es una niña huérfana que vive en un orfanato. Tiene insomnio, por lo que una noche decide saltarse las normas y asomarse a la ventana justo a la hora en la que «viene el coco«. Desde allí ve algo extraordinario: un hombre de enormes proporciones (Mark Rylance), que se asoma a las casas de la gente mientras duermen. El gigante se da cuenta de que la niña le ha visto, así que decide llevársela con él al País de los Gigantes. A pesar de su apariencia aterradora, el gigante resulta ser una criatura bondadosa.
Entre ellos comienza una sólida amistad, pero Sophie descubre que en aquel mundo su amigo es marginado por el resto de su especie debido a que, a diferencia de ellos, se niega a comer niños humanos. Ambos tendrán que luchar juntos contra el resto de gigantes, que además de ser cruel con BGF, tratarán de encontrar a Sophie para comérsela. Y su malvado plan no termina ahí…
Mark Rylance, Ruby Barnhill y las maravillas visuales
La novela de Dhal proporcionó a Spielberg una base perfecta para conformar su relato, aunque el cineasta no ha negado que se hizo necesario añadir algo más al argumento original para hacer de la historia algo típicamente spielberiano. Estas adiciones las llevó a cabo con la ayuda de la guionista del film Melissa Mathinson, que también se encargó de escribir el libreto de ‘E.T., el extraterrestre’ (1982). Mathinson llevaba desde 1997 sin escribir nada para el cine y, tristemente, ésta ha sido su última aportación a la industria, pues falleció el pasado mes de noviembre.
Si recordáis, Mark Rylance ya trabajó con Spielberg en ‘El puente de los espías’(‘Bridge of Spies’, 2015), dando vida a un peculiar agente soviético (se llevó el Oscar a Mejor Actor de Reparto). Pues bien, en ‘The BFG’ Spielberg vuelve a confiar en él para darle el papel del gigante bonachón y el resultado es genial. El personaje de Rylance se establece como la figura de un solitario conversador, de gran corazón, cuyo ignorante dialecto, así como sus precisos movimientos y gestos faciales captados por la técnica usada contribuyen a añadirle más ternura y encanto.
Pero éste no existiría sin el personaje de Sophie, interpretada por una jovencísima pero tremendamente solvente Ruby Barnhill, el nuevo descubrimiento de Spielberg. El cineasta parece utilizar estos dos personajes para hablarnos sobre el coraje, la valentía y la amistad, pero también sobre la soledad, la pérdida y la marginación, sentimientos comunes en ambos hasta que se encuentran. Puede que su aspecto de cuento infantil esconda la profunda tristeza y melancolía que hay patente en el film.
Spielberg SÍ sigue en buena forma
Habrá opiniones para todos los gustos, pero creo que Spielberg sigue siendo el narrador clásico más destacado de Hollywood, un maestro de la fantasía cinematográfica. Es de admirar su capacidad para crear momentos sorprendentes que afloran con cada uno de los movimientos cuidadosamente adoptados de la cámara. ‘The BFG’ es técnica y visualmente fascinante, tanto en el diseño de los gigantes como en el amplio abanico de colores que maneja. El film está a la altura de Spielberg, incluso cuando el material no la eleva exactamente al mismo nivel de otros trabajos suyos.
Puede que su ritmo sea más lento (especialmente al principio), quizá resulte más anacrónica en cuanto al desarrollo dramático se refiere, pero afortunadamente, Spielberg no necesita mucha más profundidad para hacer de las suyas. Con ‘The BFG’ Spielberg vuelve a manifestar su gusto por el cine de aventuras, además de demostrar lo importante que es la imaginación y la fantasía para los niños. A los adultos nos hace volver a creer: en la magia, en el poder de los sueños y la amistad, al menos durante un rato.
Lo mejor: El apartado visual y las interpretaciones de Mark Rylance y Ruby Barnhill. Hay una escena cómica cerca del final cuyo tono es completamente diferente al resto del film, y aunque es más típica de Disney que de Spielberg, consigue hacernos reír.
Lo peor: Hay alguna secuencia que parece estar de más. Los personajes principales están mejor desarrollados que los demás, que resultan algo más estereotipados y planos.
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La noticia
‘Mi amigo el gigante’, el tierno regreso de Spielberg a la fantasía
fue publicada originalmente en
Blog de cine
por
Chus Pérez Girón
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