En su faceta de directora solo recuerdo a Jodie Foster por la extrañísima película ‘El castor’ (‘The Beaver’, 2011). No he visto ‘El pequeño Tate’ (‘Little Man Tate’, 1991) ni ‘A casa por vacaciones’ (Home for the Holidays’, 1995), así que con lo que sé, solo puedo decir que ‘Money Monster’ supone un giro radical —temáticamente hablando— en su carrera tras la silla de dirección. El film nos presenta una historia en la que se mezclan temas muy trillados ya (los abusos de Wall Street, el espectáculo de los medios…)
La película, que ha pasado por ciertas dificultades para salir adelante, fue presentada en el pasado Festival de Cannes, donde obtuvo críticas de todo tipo. Lo cierto es que sobre el papel la premisa de ‘Money Monster’ es prometedora, pero el resultado final acaba siendo bastante decepcionante pues su propuesta no pasa de ser simplemente un thriller convencional, en el que destacan, sin embargo, las actuaciones de George Clooney, Julia Roberts y Jack O’Connell.
Un film entretenido aunque bastante superficial
Lee Gates (Clooney), es el presentador de un famoso programa de televisión sobre economía en el que ofrece consejos sobre el mercado financiero, de hecho es conocido por ser uno de los gurús de Wall Street. Pero cuando el joven Kyle Budwell (O’Connell) pierde todo el dinero de su familia en una mala inversión por consejo de Gates, decide secuestrar al periodista durante su emisión en directo del programa. Apoyando a Gates estará la directora del programa (Roberts) que intentará mantener el caos controlado.
Foster utiliza el tirón que le ofrece el secuestro de un show televisivo en tiempo real para examinar el encanto superficial y venenoso de las noticias emitidas en televisión, la obscenidad de la corrupción de Wall Street, y la brecha cada vez mayor entre los que tienen y los que no. Además, incide en algún tema mayor, como la indiferencia y la falta de empatía de los demás ante la situación de alguien que pide ayuda (solo nos importa cuando nos afecta directamente).
El film tiene varios aspectos positivos y es que en determinados momentos, en medio de la previsibilidad del guión, Foster consigue impactar sobre una idea inteligente haciendo que nuestras expectativas den un vuelco, como ocurre cuando aparece en escena la novia de Kyle (una breve pero genial Emily Meade). También resulta muy acertada cuando, una vez solucionado todo el conflicto, introduce una escena en la que los personajes de Clooney y Roberts se paran a examinar los memes que se están compartiendo por la red. Verídico al 100%
Pocas novedades
Por otra parte, el ritmo que se mantiene durante todo el metraje es ágil y se ameniza con un buen montaje que hace un uso inteligente de los monitores del estudio para crear pantallas dentro de las pantallas. Además, hay un interesante equilibrio entre suspense y comedia, aunque lamentablemente, todo esto no es suficiente para que nuestro pulso se acelere. ¿Por qué?
Para empezar, porque el temor inicial de los secuestrados se convierte rápidamente en un estado de ingenuidad que da lugar a una patética empatía con el raptor, con quien parecen aliarse para llegar a la verdadera cuestión del asunto. En la vida real sería bastante complicado que sucediese esto, pero en la película la cosa es así, no hay más cabida para la imaginación.
En todo momento se sabe cómo va a terminar la historia, que nunca llega a ser lo suficientemente profunda como para provocar en nosotros una reflexión posterior. Esto tiene mucho que ver con la construcción de personajes, especialmente el de Clooney. Habría sido mejor que se hubiera mantenido su presentación inicial de hombre cínico, o al menos que se hubiera guardado algún as en la manga. Pero Foster y sus tres guionistas optan por ponérselo demasiado fácil al público.
La construcción de personajes
Hay más acierto en el retrato del personaje de O’Connell (‘Invencible‘, 2014), que consigue trasmitir la desesperación real de una persona que se presenta como alguien cruel y sin escrúpulos pero en realidad está lleno de inseguridades y miedos. Poco puedo decir del personaje de Roberts, salvo que su historia es la típica que hemos visto en millones de ocasiones: justo el día en que va a cambiar de trabajo, sucede algo que evita que lo haga.
Por otra parte, anda por ahí el famosísimo Jimmy McNulty (Dominic West) de la serie ‘The Wire‘ (2002—2008), que ofrece una interpretación sin demasiado carisma en este film. Su aparición tiene lugar en la última parte de la cinta, un inverosímil acto durante el cual abandonamos por fin los platós de televisión para salir al exterior, donde los acontecimientos se continúan desarrollando bajo la atenta mirada de todo el mundo.
Como conclusión a todo el rollo que acabo de soltar, puedo decir que ‘Money Monster’ es una alternativa aceptable para pasar un buen rato, aunque no esperéis algo como ‘La gran apuesta‘ (‘The big short’, 2015) de Adam McKay. La fortaleza del film de Foster radica en el tirón comercial que le da el hecho de que sea ella la que dirija, además de haber conseguido que la protagonicen dos grandes como Clooney y Roberts, una pareja cuya química en pantalla es innegable.
Lo mejor: El ritmo es bueno, la película se sigue bien. Hay algún giro que consigue sorprender.
Lo peor: Foster intenta introducir reflexiones algo más profundas en el film, pero no es eficaz. Se queda a medio camino, dejando cierta sensación de vacío. Tampoco ofrece nada realmente nuevo.
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La noticia
‘Money Monster’, la crisis financiera y la televisión como circo mediático
fue publicada originalmente en
Blog de cine
por
Chus Pérez Girón
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