Hoy se cumplen 81 años desde la llegada a este mundo de Narciso Ibáñez Serrador, uno de los nombres esenciales dentro de tanto la televisión como el cine español. Sin embargo, su carrera en la pequeña pantalla es mucho más conocidas por el público gracias a ‘Historias para no dormir’ -que este 2016 celebra su 50 aniversario-, probablemente la serie española de terror más influyente de la historia, y a concursos como ‘Un, dos, tres… responda otra vez’, ‘El semáforo’ o ‘Waku Waku’.
De hecho, su aportación al séptimo arte se limita, por desgracia, a tan sólo dos largometrajes. Su debut en la gran pantalla se produjo en 1969 con ‘La residencia’, una notable cinta de terror que bebía tanto de la Hammer como del aún incipiente giallo e incluso del propio Alfred Hitchcock, de quien siempre se ha declarado un gran seguidor. Gracias al éxito de ‘Historias para no dormir’, Ibáñez Serrador tuvo a su disposición un generoso presupuesto que supo exprimir al máximo.
Además, ‘La residencia’ es mucho más que una simple historia de asesinatos de jóvenes muchachas, ya que también logró introducir una fuerte presencia de la sexualidad sin la necesidad de recurrir a los desnudos -la censura tampoco lo hubiera permitido-, creando también una atmósfera opresiva y morbosa de lo más interesante y contando con un acabado técnico impropio del cine de terror de la época, y eso que fue un tipo de cine muy popular en España a finales de los 60 y, sobre todo, principios de los 70.
Lo lógico sería pensar que el enorme éxito de ‘La residencia’, con una recaudación sólo en nuestro país de más de 100 millones de pesetas de la época y cuyo rodaje en inglés -la primera cinta española que lo hizo- le garantizaba una buena salida en el mercado internacional, llevaría a Ibáñez Serrador a ponerse tras las cámaras de inmediato con un segundo largometraje, pero optó primero por el teatro con la obra ‘El agujerito’ y en 1972 comenzó el fenómeno ‘Un, dos, tres’.
Su regreso al cine
Ibáñez Serrador tampoco dejó de lado sus ‘Historias para no dormir’, rodando episodios como ‘El lobo’ o ‘El televisor,’ con su padre Narciso Ibáñez Menta como gran protagonista de la función. Además, también probó fortuna en la radio con ‘Historias para imaginar’, un serial radiofónico de suspense y terror del que pinchando aquí podréis escuchar un episodio titulado ‘La pesadilla’.
Por suerte para los amantes del buen cine de terror, Ibáñez Serrador decidió volver a ponerse tras las cámaras con ‘¿Quién puede matar a un niño?’, una escalofriante adaptación de la novela ‘El juego de los niños’ de Juan José Plans en el que, tras un inicio un tanto alargado por el mensaje que quiere transmitir, se convierte en una tensa historia sobre la maldad pura en la que un par de turistas ingleses que visitan una isla quedan a merced de un grupo de niños dominados por una fuerza misteriosa.
Contundente y sin concesiones de ningún tipo, ‘¿Quién puede matar a un niño?’ gozó de una acogida bastante menos cálida que ‘La residencia’ entre el público, quizá en parte por el hecho de que todo perdía cierto sentido al verla doblada, ya que en su versión original se jugaba mucho con la confusión de los dos protagonistas -él estuvo cerca de ser Anthony Hopkins, pero problemas de agenda lo impidieron- ante lo que sucedía y sus dificultades para comunicarse con los demás.
Los últimos trabajos de Chicho
Pese a todo, Chicho siguió demostrando su amor por el género realizando más episodios de ‘Historias para no dormir’ hasta su cancelación en 1982, aunque de esa época quizá algunos recordéis más el espacio ‘Mis terrores favoritos’, en el que se seguía la tradición de las presentaciones propias de ‘Historias para no dormir’ para introducir la emisión de películas esenciales de cine de terror. Su primera etapa se emitió entre 1981 y 1982, resucitando brevemente entre 1993 y 1994.
Hubo que esperar hasta el año 2005 para ver un regreso fugaz de ‘Historias para no dormir’ en el que Ibáñez Serrador se ocupó del episodio ‘La Culpa’, contando con la presencia de célebres realizadores como Álex de la Iglesia, Jaume Balagueró, Enrique Urbizu, Paco Plaza y Mateo Gil para los otros cinco que llegaron a rodarse. Lamentablemente, el público no respondió -tampoco ayudó demasiado el pobre trato dado por Telecinco– y todo apunta a que será lo último que veamos de la serie.
Durante los últimos años, Ibáñez Serrador lleva una vida alejada tanto de la televisión como del cine -aunque no completamente-, en gran parte por un accidente doméstico que tuvo en 2006 que le ha obligado a utilizar silla de ruedas. Con todo, no dejó que eso le afectase y en 2010 recibió el Premio Nacional de Televisión a modo de reconocimiento a toda su carrera. Totalmente merecido, pero quizá vaya siendo ya el momento de hacer lo mismo por su nunca suficientemente valorada aportación al cine de terror español.
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La noticia
Narciso Ibáñez Serrador, el genio del terror español
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Blog de cine
por
Mikel Zorrilla
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