Y esta actriz «espontánea, auténtica, arriesgada y original», según la resolución del jurado, se emocionó porque ella hace películas «por los demás, para ser el espejo vivo en la mirada del otro». Molina agradeció este nuevo reconocimiento a sus padres «que con su amor me enseñaron a no distinguir entre la vida y el amor» y por darle una vida «maravillosa «de la que no cambiaría nada, la repetiría entera». No se olvidó la intérprete madrileña de sus compañeros. «Sois los mejores, necesito estar siempre a vuestro lado para seguir haciendo lo que hago».
Rememoró a la niña que hablaba sola a los espejos y que se disfrazaba sin saber que esos eran los primeros pasos que dio de lo que iba a ser su vida, e incidió en lo emocionante que era recoger el galardón. «Gracias por este instante imperecedero y feliz. Gracias a vosotros podré seguir la huella de la vulnerabilidad humana y la melancolía de la vejez con ese aliento del amor que nunca se rinde», destacó Molina, que se colocó la txapela que le lanzó su hermano Miki y bordada con la frase: ‘Ángela , que su sonrisa nos acompañe en el mar».
Por Luis Eduardo Aute
En el marco del Festival de San Sebastián, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, entregó el Premio Nacional de Cinematografía 2016 a la protagonista de Ese oscuro objeto de deseo’. Un cita en la que el titular del departamento habló de la «buena salud» del cine español, de la calidad de nuestra cinematografía, de la saga de los Molina, «una estirpe de artistas muy destacada», y de Luis Eduardo Aute, «que ama al cine y que está pasando un momento delicado». Y por Aute, la actriz y el ministro formaron un dúo musical e interpretaron el verso de una de su canción ‘Cine, cine, cine, más cine por favor, que todo en la vida es cine, que todo en la vida es cine y los sueños cine son».
©Alberto Ortega
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