Rebelde entre el centeno
Año: 2017
País: Estados Unidos
Director: Danny Strong
Reparto
Nicholas Hoult, Kevin Spacey, Zoey Deutch, Sarah Paulson, Hope Davis, Victor Garber, …
Género
Drama Biográfico
Sinopsis
Biografía del aclamado aunque elusivo novelista J.D. Salinger, que se hizo muy famoso tras la publicación de su novela ‘El guardián entre el centeno’ (‘The Catcher in the Rye’)
Crítica:
No parece fácil interpretar a un personaje tan enigmático y peculiar como el autor de una de las novelas norteamericanas más emblemáticas del siglo XX, pero Nicholas Hoult lucha con él, con sus contradicciones, con su lucha interior como artista inquebrantable -aunque parece que todos querían influir en su estilo y de paso en su obra- con su amargura después de haber luchado en la guerra y haber descubierto los campos de exterminio Nazi, mientras su novia Ona O`Neil, le abandonaba para casarse con Charles Chaplin, o su profesor y asesor literario, en el que pone toda su confianza, le engaña. El actor se esfuerza en verter en su interpretación la interiorización de todas esas experiencias y casi lo consigue, aunque al final, un personaje tan complejo -que terminó por trascender como un artista huraño y retirado de la sociedad, negándose a publicar nada más después de su obra cumbre “El guardián entre el centeno”- no consiga enamorar como persona, pero nada deberíamos reprochar al actor.
La película está construida a base de retazos de su juventud, en la que muestra la desaprobación de su padre por no conseguir involucrarlo en la administración de la industria familiar. En los flirteos juveniles con las chicas, hasta que conoce a la O`Neill, una jovencita caprichosa de 17 años que le enamora. También en la desorientación por la elección de una carrera, hasta que encuentra un profesor de literatura -Kevin Spacey- que le despierta el amor por el arte literario aunque a base de sufrir derrotas narrativas, hasta que decide alistarse para intervenir en la II Guerra Mundial, cuya dolorosa experiencia la intuimos más por lo que nos dice que por lo que muestra visualmente, pero queda patente la huella que deja en lo humano y en lo artístico.
La segunda parte zigzaguea en la complejidad intransigente de su carácter y la lucha por defender su obra tal como él la había concebido, aunque no queda claro si en el fondo, la aborrece o la ama.
Su retirada del mundo, tanto literario como social, es un enigma que parece nos ha de acompañar mucho tiempo, que lo magnifica y lo engrandece como los genios que se retiran, o mueren, en la plenitud de su éxito. Las expectativas por descubrir el pensamiento profundo de ese personaje nos atrapa y llena de interés toda la película. Y aunque al final no lo descubramos, no consideramos tiempo baldío ese esfuerzo, pues está llena de humanidad y de misterio, cosas ambas, tan humanas.
Bucear en los misterios insoslayables del comportamiento de un hombre es parte del interés por conocer a todos los hombres, empezando por nosotros mismos, y esa aventura nunca se acaba. No tiene fin.
Pepe Méndez