Año: 2018
Duración: 97 min.
País: Francia
Dirección: Camille Vidal-Naquet
Guion: Camille Vidal-Naquet
Música: Romain Trouillet
Fotografía: Jacques Girault
Reparto
Félix Maritaud, Eric Bernard, Nicolas Dibla, Philippe Ohrel, Marie Seux,Lucas Bléger, Camille Müller, Jean-Pierre Baste
Sinopsis:
Léo (Félix Maritaud) tiene 22 años y vende su cuerpo por un poco de dinero. Los hombres van y vienen, y él se encuentra a sí mismo buscando el afecto en cualquier lugar donde pueda obtenerlo. No sabe qué le deparará el futuro.
Crítica:
Desde el punto de vista humano; es una película desgarradora, transgresosora, dolorosa pero valiente. Desde el punto de vista cinematográfico; es un film que raya lo pornográfico -sin que lo sea- desafiante, en el que la cámara sirve para explorar, sin piedad ni concesiones lo mas hondo de la corrosión que se gesta cada noche, aleteando en un submundo que convive a pocos metros de donde, la buena conciencia duerme plácidamente sin conocer esa realidad trágica y convulsa -o sin querer enterarse- que está ocurriendo en ese mundo paralelo a sus vidas, ¡pero, tan cercano!
Camille Vidal-Naquet, en su debut cinematográfico nos presenta una radiografía descarnada de un personaje que se remonta a los que podíamos encontrar en las películas de Passolini o Fasbinder, y lo hace, entrando en lo más profundo de la controvertida condición humana, sin mitificar nada y, a la vez, sin concesiones hacia el espectador para que podamos sentir un atisbo de comprensión, aunque tampoco de rechazo por ellos. Parece decirnos: la vida de algunos seres puede decantarse tan al extremo del “sinsentido” y de lo irracional como la de Leo, que parece deambular al borde de un agujero negro, sin que parezca saber si lo que desea es ser engullido por él o demostrar que la fuerza de los sentimientos humanos son más fuertes que cualquier ley gravitacional.
Desde el punto de vista de crudeza, las imágenes son tan potentes y, a veces agresivas, que por momentos es difícil aguantar el impuso de cerrar los ojos y no abrirlos hasta la siguiente escena, con la consiguiente sensación de haber recibido un puñetazo en algún rincón del alma.
Un viaje por los recovecos de un submundo algo lúgubre, salvaje, pero, según Vidal-Naquet, se ilumina, como un pálpito que grita y aletea, en la tenebrosa oscuridad de la noche de las grandes ciudades. El director ha contado una realidad tal como él la descubrió. Parte casi como un documental. Por eso es una película tan propensa al debate encendido.
Pepe Méndez