Taxi Teheran

Año: 2015

Duración: 82 min.

País:  Irán

Director: Jafar Panahi

Guión: Jafar Panahi

Reparto: Jafar Panahi

 

Sinopsis:

Un taxi recorre las vibrantes y coloridas calles de Teherán. Pasajeros muy diversos entran en el taxi y expresan abiertamente su opinión mientras son entrevistados por el conductor que no es otro que el director del film, Jafar Panahi. Las cámaras, colocadas en el interior del vehículo, capturan el espíritu de la sociedad iraní a través de este viaje.

 

 

En Irán, país poseedor de la bomba atómica, pasan cosas que el Estado procura que no trasciendan al exterior. Panahi, como artista libre, pone el objetivo de la cámara para que se vea todo como en un espejo, por eso siempre habrá conflictos entre el artista y el gobierno de cualquier país totalitario.

En este caso el comprometido y carismático Jafar Panahi coge la cámara, se mete en un taxi y nos invita a hacer un recorrido por la capital de Iran, pero no es un recorrido turístico, es un viaje visceral por una parte de la sociedad y el pensamiento de ese país en la actualidad. En ese viaje nos muestra que en el fondo no hay tanta diferencia  entre esa realidad social y la nuestra, la occidental, y menos aun,  en el pensamiento y comportamientos personales de los seres que habitan ambos continentes.

La película, un falso documental, está narrada con maestría, acompañados en el viaje por sucesivas reflexiones silenciosas y algunas veces, enconados diálogos, siempre dentro de un medido timing  que aunque conserve la frescura de la espontaneidad y verso libre, es evidente que técnicamente todo está controlado para que en ningún momento decaiga el interés por lo que allí está pasando.

La elegante narrativa de Panahi no se resiente por la posible carencia de medios así como  (sabemos con seguridad) falta de libertad del rodaje, pues está inhabilitado por las autoridades de su país para rodar cualquier tipo de película, bajo amenaza de volver a prisión.

El director se toma su tiempo en desarrollar cada una de las secuencias y no duda en mantenernos el plano fijo el tiempo que él considera necesario para que nos hagamos con la situación y entremos en ella. Aparentemente el film cuenta diferentes escenas y situaciones dentro de una sola secuencia, pero todo ello narrado con maestría, sensibilidad y hasta en los momentos más dramáticos le ha quitado dureza al impregnarla de un suave  toque esperpéntico, casi humorístico, con la habilidad de no desprenderla  de su entorno de realidad.

Un homenaje a la vida y un homenaje al cine.

Pepe Méndez