La belle saison (Un amor de verano)
Título original: La belle saison
Año: 2015
Duración: 105 min.
País: Francia
Director: Catherine Corsini
Guión: Catherine Corsini, Laurette Polmanss
Música: Grégoire Hetzel
Fotografía: Jeanne Lapoirie
Reparto
Cécile de France, Izïa Higelin, Noémie Lvovsky, Kévin Azaïs, Laetitia Dosch,Benjamin Bellecour, Eloïse Genet, Patrice Tepasso
Sinopsis
La historia comienza en París en 1971. Delphine conoce a Carole. La primera, hija de campesinos, se muda a la capital para ganarse su independencia financiera y sueña con estar al mando de su propia vida, algo impensable en la época. La segunda, pareja de Alexandre, vive felizmente los comienzos de la revuelta feminista. Una es misteriosa, reservada, pero sabe que le gustan las mujeres. La segunda ignora totalmente que pueda sentir tal atracción. Su encuentro desequilibra sus vidas, pero su historia de amor naciente va a tropezarse con la realidad.
Premios
2015: Premios César: nominada a mejor actriz (de France) y actriz sec. (Lvovsky)
Crítica:
Nada tiene que ver la historia que se cuenta en “Un amor de Verano” con lo que podemos imaginar de tópico y tradicional del romance pasajero vacacional que se vive con intensidad pero que se disuelve como una fiebre gripal una vez bajadas las temperaturas estivales.
Catherine Corsini nos introduce elegantemente en un momento bastante importante en los movimientos reivindicativos, por parte de las estudiantes parisinas, para la igualdad mujer-hombre, justo tres años después del mayo del 68, fecha clave de referencia de movimientos sociales que ya no pararían durante tiempo hasta la emancipación de una gran parte de la juventud. Pero aunque nos da motivos para centrarnos en esa lucha a través de algunas secuencias divertidas, pero claramente de toma de postura, la directora nos lleva por otros caminos más personales y sociales ante la indecisión de su personaje, Delphine, de atreverse o no, a manifestar su verdadero instinto y sentimientos ante su entorno familiar y de amigos, en un medio tan involucionista y arcaico como es el rural de la campiña francesa, extrapolable a cualquier lugar de cualquier país que se las diera de moderno, pero en el fondo muy enclaustrado en unas raíces culturales llenas de prejuicios, causados básicamente por la enseñanza religiosa arrastrada hasta esa época. Y no es solamente el miedo a la reacción de los demás para que alguien manifestara sus tendencias afectivas, es la propia protagonista de la historia la que en cierta manera no se atreve a manifestar esa pasión que sienten Carole y ella, a los demás de su entorno rural, porque en el fondo, no tan solo se siente culpable del daño que puede acarrear a sus familiares, sino que también hay un poso de sentimiento de culpabilidad moral hacia ella misma.
La película está tratada en dos escenarios: la campiña francesa y París en época de estudios; y distribuida en tres partes dramáticas: la primera en la que Delphine, adolescente, ejerce las tareas del campo en un ambiente duro más propio para un hombre curtido que para una chica como ella. La segunda es la de estudiante en la capital, en donde descubre un mundo nuevo apasionante que sabe mezclar la espontaneidad del juego con la toma de conciencia del ser. La tercera parte, es el drama familiar y el intento de encajar de una manera furtiva en el ambiente rural con su amiga Carole, cuyo descubrimento desencadenará una verdadera tormenta en la que se pondrá de manifiesto la importancia que tiene defender los valores en los que uno cree, para lograr las metas propuestas, o plegarse en la cobardía de la comodidad y tratar de olvidarte para el resto de tus días, de tus principios, si es que acaso se puede separar de ti como persona.
Aparte del discurso narrativo, la película está contada con una fina estética de colorido envolvente en apariencia sencilla, funcional pero que derrocha romanticismo a la vez que naturalidad. Bellos planos que nos despiertan sensibilidad y ternura en una relación espontanea llena de ternura, que se manifiesta imposible de contener el fuego y la pasión. Sin olvidar la carga erótica que una relación de este tipo puede transmitir, no ha sido este un aspecto que Catherine Corsini haya querido matizar, aunque fluye permanentemente, sino más bien trata de decirnos, a través de esta historia moderna, que el amor es un motor que no se debe parar nunca por cobardía. En caso contrario podemos arrepentirnos toda la vida de algo que no pudimos culminar plenamente.
Una centrada historia de amor, tierna, inteligente y sencillamente expuesta, que sin ser una obra maestra sirve para dejar poso en cualquier sensibilidad.
Pepe Mendez