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«La libertad de expresión es más efectiva que la censura.»

Es el apunte más interesante de una película como ‘El gran juego’ (‘Le grand jeu’, Nicolas Pariser, 2015), la primera película que servidor ha visto en el Atlántida Film Festival, que actualmente tiene lugar en Palma de Mallorca y se extenderá hasta el próximo 3 de julio. En la plataforma Filmin las películas seleccionadas pueden verse hasta el día 27 de julio. Todas ellas son películas que aún no han encontrado distribución comercial en nuestro país.

En algunos casos no es de extrañar, ya que los distribuidores tendrían que exprimir al máximo su neurona para saber cómo vender determinadas películas. ‘El gran juego’ no entra en dicha categoría, a pesar de que se trata de una película incapaz de mantener un tono. Lo que comienza como un thriller político, ocultando información hábilmente al espectador, deriva en una historia de amor casi imposible para recuperar el thriller al final.

Una ópera prima que contiene los típicos errores de una obra primeriza. Demasiados frentes abiertos, demasiadas cosas que contar, apuntes muy acertados no desarrollados, intención de trascender y falta de control sobre el material. Precisamente el apunte antes citado es el de mayores posibilidades, una más que interesante crítica al poder invisible y las diferentes formas de ejercerlo. Echar mano del arte, en este caso la literatura, posee connotaciones casi terroríficas.

Melvin Poupaud es un convincente escritor, decepcionado con la vida y el arte en general. Ciertos ecos del Alain Delon de ‘La primera noche de la quietud’ (‘La prima notte di quiete’, Valerio Zurlini, 1972) resuenan en el personaje de ‘El gran juego’. El veterano André Dusollier capta una mayor atención debido a lo enigmático de su rol; y Clémence Poésy presta su belleza, como alegoría a las palabras de Dostoievski al respecto del poder sanatorio de la misma con respecto al mundo. Una pena los enormes cambios de ritmo y falta de definición en el tono.

El horror de los corresponsales de guerra

Mucho más atrevida, hasta límites insospechados, es ‘Thank You for Bombing’, de la directora Barbara Eder. El film recoge tres historias de tres corresponsales en zona de conflicto. Un film en determinados momentos sobrecogedor, y que revela a Eder como una directora a tener en cuenta. Una mirada sobre el tema sin disfraces ni metáforas, sin filtros, directa y muy impactante, con un nervio en la narración que ya les gustaría a muchos hombres directores tenerlo.

La primera historia tiene como protagonista a Erwin Steinhauer en el papel de un veterano corresponsal que es enviado a zona de guerra, muy a su pesar. Justo antes de embarcar, en el aeropuerto, cree reconocer a un criminal de guerra que cometió atrocidades —una de ellas, matar a un cámara— en la Guerra de los Balcanes. El interés personal contra el hecho de que una noticia de hace veinte años ya no interesa a nadie en el actual mundo de inmediatez.

Se juega con el espectador a la hora de mostrar al posible sospechoso, haciéndole partícipe de los pensamientos del personaje central, pero también haciéndonos dudar al respecto. Tensión equilibrada; casi parece un thriller de acción, y puñetazo final. La historia que debería ser contada no es historia. La verdad no interesa.

Donde ‘Thank You for Bombing’ pone toda la carne en el asador es en la historia central, protagonizada por Manon Kahle, que da vida a una periodista en busca de la verdad no contada tras la noticia de una quema de libros del Corán por parte de dos soldados del ejército estadounidense. El precio que todo corresponsal está dispuesto a pagar por conseguir una noticia bomba y ascender en su carrera.

Algo muy actual, llevado hasta sus últimas consecuencias, en un tramo medio/final bastante duro, y en el que Eder no se corta lo más mínimo. Hay que anotar las excelentes interpretaciones que en dicho tramo realizan los que durante buena parte de la historia son los tres únicos personajes: dos soldados y una mujer. Elder, tras mostrar algún que otro momento de la más incómodo, se reserva la verdadera brutalidad para el fuera del campo, jugando inteligentemente con la imaginación del espectador.

De nuevo nervio en las imágenes, que no taquicardia visual. Lo mismo que nos da la tercera historia, en la que un pobre periodista —papel a cargo de un muy entregado Raphal von Bargen— se desespera por conseguir una noticia. Una serie de hechos, provocados por su carácter, le llevan al extremo de ir al lugar más peligroso en zona de conflicto.

‘Thank You for Bombing’ habla no habla de la guerra en sí, sino de sus consecuencias en gente que ha de vivir guerras personales, verdaderos infiernos íntimos, para poder sobrevivir. De cómo esos infiernos afectan a sus personajes, mediante tres ejemplos muy diferentes de periodista. Brillante final citando a Lewis Carroll.

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La noticia

Atlantida Film Fest 2016 | ‘El gran juego’ y ‘Thank You for Bombing’

fue publicada originalmente en

Blog de cine

por
Alberto Abuín

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