Desde meritoria hasta productora ejecutiva. La segoviana Esther García ha recorrido un largo camino en las cuatro décadas que lleva desarrollando su profesión. “Mi oficio es encontrar el nexo con el director, qué quiere contar, cómo lo quiere contar…Sus motivaciones tienen que ser también las mías”, declaró García, para quien la pionera Rosa García es “un ejemplo”. 
 

La revisión de  Acción mutante, “una aventura de la que podía contar miles de anécdotas” por la que logró el Premio Goya a la Mejor Dirección de Producción –tiene otros dos por Todo sobre mi madre y La vida secreta de las palabras– la hizo recordar “lo mucho que disfruté y también que sufrí con este guión, que era una gamberrada”. La primera película de Álex de la Iglesia costó “un dineral para la época –300 millones de las entonces pesetas–. Para disminuir costes conseguimos que el ejército nos dejara una gran nave. Como íbamos a entrar en sus instalaciones pidieron antecedentes, y como el 60% del equipo estaba fichado, nos echaron. Estuve un tiempo muy enfadada con los fichados”, rememoró García. 
 

Ana Amigo empezó en la emblemática productora de Luis Megino, “que me enseñó a producir muy cerca del director. Luis y Manolo Gutiérrez Aragón incluso firmaban los guiones juntos”, apuntó Amigo, que desempeñó diferentes cometidos hasta que montó su propia compañía “para hacer el cine que quería”. 
 

El desarrollo del proyecto es la fase con la que más disfruta esta productora “muy independiente”, para quien su trabajo es “gestionar la frustración de todo el equipo”. El juego del ahorcado y Los mundos sutiles son algunos de los títulos respaldados por Amigo, para quien la nueva Ley de Cine “impide la diversidad y pondrá muy difícil la coproducción con Iberoamérica”.
 

Amigo contó que estaba especialmente satisfecha por haber adquirido sobre guión la ópera prima de Alejandro Amenábar “el precontrato más rápido que hemos firmado”.
 

Las cartas de Alou, dirigida por Montxo Armendáriz y producida por Elías Querejeta, fue mucho más que una película para Puy Oria, que antes de fundar Oria Films con Armendáriz pasó por todos los puestos, “lo que me ha valido para ponerme en la piel de todos los miembros del equipo”. La noche más larga y El sol del membrillo también forman parte del currículo de Oria, que hizo su “tesis doctoral” con Silencio roto. “Fueron muchas noches sin dormir, el banco estaba ahí… Silencio roto es muy de Armendáriz, pero es un filme muy pactado por los dos”.
 

Desde su productora, avalan historias “que creemos que son necesarias y que hay que contarlas de una determinada manera”, apostilla Oria, productora a la que también preocupa que la nueva ley de financiación del cine se traduzca “en un solo tipo de cine, en  reproducir los estudios de Hollywood sin ser Hollywood”. 

 

Un infierno
 

Autodidacta, Luisa Matienzo entiende que la producción es una profesión “complicada, una enfermedad mental, una droga. Es de masoquistas”, indicó esta cinéfila que estudió Derecho y que ha avalado películas firmadas por Agustí Villaronga, Isaki Lacuesta, José Corbacho y Juan Cruz, y Arturo Ripstein, entre otros cineastas.
 

Su trabajo en la Administración le dio la oportunidad de conocer como funcionaba “el negocio por dentro, la burocracia, como se arma una película desde el papel”, y tras su paso por la  Academia de Cine tuvo claro que quería producir películas. “Cuando se lo dije a José Luis Borau me dijo que estaba loca, que me iba a meter en un infierno”, recordó la productora de Los pasos dobles, que conquistó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, una aventura para la que trasladó cuatro toneladas de arcilla a Malí. 
 

Matienzo busca las historias que quiere hacer, las encarga y las monta lejos de casa. “Cuando viajas con el equipo a países complicado pasan muchas cosas, nos queremos y nos pegamos más. Es emocionante”. 
 

La productora más joven, Marta Velasco, agradeció a sus compañeras que hubiesen allanado el terreno “a las que venimos detrás”. Miembro de una familia aficionada al cine, esta sevillana fundó Aralan Films, de donde salieron cortos de animación; Los niños salvajes, dirigida por Patricia Ferreira, “mi madrina”; y Asesinos inocentes. Velasco también se pronunció sobre la nueva Ley de Cine, norma que en su opinión “va a dejar muchos cadáveres. Los que están empezando no van a poder hacer cine”, aseguró. 
 

El ciclo dedicado a las mujeres productoras del cine español finaliza este viernes con el pase de Los años bárbaros, de la productora Beatriz de la Gándara.

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