Gorrión rojo

Título original: Red Sparrow
Año: 2018
Duración: 139 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Francis Lawrence
Guion: Justin Haythe (Novela: Jason Matthews)
Música: James Newton Howard
Fotografía:Jo Willems

Reparto
Jennifer Lawrence, Joel Edgerton, Jeremy Irons, Charlotte Rampling, Mary-Louise Parker, Matthias Schoenaerts, Joely Richardson, Nicole O’Neill, Sergej Onopko, Sergei Polunin, Kristof Konrad, Simon Szabó, Ciarán Hinds, Thekla Reuten, Joel de la Fuente, Sakina Jaffrey, Douglas Hodge

Sinopsis
Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) es reclutada contra su voluntad para ser un “gorrión”, una seductora adiestrada del servicio de seguridad ruso, según dicen, creado por krushev. Dominika aprende a utilizar su cuerpo como arma, pero lucha por conservar su sentido de la identidad durante el deshumanizador proceso de entrenamiento.

Crítica:
Es posible que algunos espectadores selectivos del buen cine entren a ver Gorrión rojo con ciertos prejuicios y escepticismo –incluidos algunos críticos- sobre todo conociendo la filmografía anterior del director Francis Lawrence, en la que tanto Constantine, su debut, como su siguiente película “Soy leyenda” con Will Smith, no pasaron de ser considerados films mediocres para toda la crítica entendida, a pesar de meritorios éxitos de taquilla. Después llegaron sus Juegos del hambre, seguidas por tantos millones de adeptos jóvenes. Pero en Gorrion rojo Francis demuestra una maestría en el discurso narrativo del medio cinematográfico que ahora ya pocos le podrán discutir, aunque ya se conocía su habilidad para articular mensajes sugestivos y subyugantes a través de la imagen, pues parte de su escuela han sido los videoclips musicales y la publicidad, y ahí tienes que ser creativo original y convincente y él ha demostrado tener esas virtudes.
Este es un film atrevido, duro, a veces descarnado, en el que encontramos una estética precisa, controlada, seca, hilvanando secuencias emocionalmente eléctricas para la historia que cuenta, sin dejar en ningún momento de sentir que fluye una especie de atmósfera de acorralamiento del personaje principal, lo que nos lleva a seguir los hechos con un latente suspense que absorbe nuestro interés hasta el final.
Salvo unas pocas escenas de intrigas políticas y manejos de espionaje y contraespionaje, la cámara sigue a Dominika Egorova el resto del film sin apenas respiro, creando una empatía por el atractivo personaje que nos conmueve significativamente, y una vez que hemos entrado en él, una vez que conocemos su situación de desamparo y soledad, la angustia es trasmitida al espectador y compartida por este en los momentos difíciles.
Así que es fácil volar por la trama tanto en los momentos duros como en la parte más melosa, aunque esta nunca llega a desarrollarse del todo, pero el director tiene la habilidad para dejarla entrever sinuosamente, como si lo viéramos bajo una leve sombra de sospecha, invitándonos a pensar lo que deseamos: que esas escenas están impulsadas y vividas por sentimientos verdaderos.
Los hechos que se cuentan en la película son el fruto de la novela escrita por Jasson Matthews, un ex-agente de la CIA y no sabemos si forman parte de realidad o no, aunque sabiendo cómo se comportan los servicios de espionaje de las principales potencias, aun en tiempos de paz, debemos de estar dispuestos a creernos todo, por inverosímil que parezca, así que, historias como la que nos cuenta Matthews no son descartables, aunque a veces nos puedan parecer exageradas. Gorrión Rojo no es la típica película de espías que encontramos en las novelas de John Le Carré, aunque si tiene todo sus ingredientes; la soledad, el aislamiento, el silencio, el miedo a ser descubierto, el atractivo seductor del personaje, la maquinación por no quedarse atrapados en la red enemiga, la conservación de los secretos y como sacar partido de ellos, la intriga por salir ilesos de situaciones hartamente peligrosas y, los juegos laberínticos de la imaginación conociendo la fragilidad de sus vidas.
Es impresionante el estado de gracia en el que se encuentra Jennifer Lawrence interpretando el papel de Dominika, el magnetismo de sus sobrios desnudos, en los que parece que enseña más de lo que se ve, quedan grabados en la mente por su dureza, así como su elegancia en cada momento y situación, envuelta a veces en entereza y otras en fragilidad, mezclado con un misterioso proceder que nos deja entrever que está tramando algo pero que en ningún momento sospechamos que puede ser. Joel Edgerton está muy bien en su papel, pero sobresalen las interpretaciones de Jeremy Irons como militar ruso y el de Charlotte Rampling como instructora de la academia secreta de las que ha de ser los gorriones.
Un film compacto y bien construido en todos sus apartados, tanto técnicos como artísticos.

Pepe Méndez