Une promesse (A Promise)
2013
95 min.
Francia
Director: Patrice Leconte
Reparto: Rebecca Hall, Alan Rickman, Richard Madden
Guión: Patrice Leconte, Jérôme Tonnerre (Novela: Stefan Zweig)
Sinopsis:
Alemania, año 1912, poco antes de la Primera Guerra Mundial. Un joven licenciado de origen humilde se convierte en secretario y persona de confianza de un rico empresario del acero. A medida que su relación laboral se estrecha, el joven deberá acudir frecuentemente al domicilio del empresario, en donde se encontrará una bella y reservada mujer mucho más joven que su marido. Entre ellos surgirá una relación pasional tan secreta como platónica, puesto que el joven no se atreve a revelar sus sentimientos, temeroso de comprometer su trabajo.
Comentario Crítico:
El cine ambientado en esa época siempre tiene algo de atractivo y a poco que esté correctamente narrado fácilmente nos puede envolver en un halo de sugerencias y romanticismo difícilmente rechazable, a no ser que nos vistamos con un ánimo severamente crítico.
Patrice Leconte ha realizado la adaptación de una clásica novela romántica de corte y estética inglésa, con un diseño y ambientación meticuloso, nada reprochable en ese apartado, casi perfecto. También, en lo que respecta a la trasposición de la novela al cine es bastante literal y guarda ese espíritu y atmósfera que podemos imaginar en el libro.
Pero ya sabemos que la literatura llevada al cine requiere casi siempre unos ingredientes propios, que no forzosamente han de guardar literalidad con el escrito original para que el espectador entienda y se meta en la trama de la historia. Quizá sean esas aportaciones libres inspiradoras, las que ni el director ni los guionistas han acertado, o se han atrevido a crear, para lograr que entendamos en profundidad la pasión de los personajes, y nos envuelvan en él.
Los actores están contenidos, guardando respetuosamente las formas y sin romper esa línea invisible que pueda delatar sus verdaderos sentimientos, pero ni la contención ni la pasión interna se trasmite con la suficiente fuerza para que el espectador participe de la historia como ésta se merece. Ni nos traspasan su pasión ni su largo sufrimiento durante esos largos ocho años de separación sin que sepamos si algún día se podrán volver a encontrar.
Pero no es culpa de Rebeca Hall ni de Richard Madden, que están correctos, ni de Alan Rickman, con su estupenda interpretación como hombre de negocios alemán con poca salud, si no que, creemos firmemente que el film adolece de momentos de arrebato visual, con atrevimiento para romper, -aunque resultara arriesgado- algunas líneas literarias y convertirlas en algo más impactantes visualmente, y por tanto… de recreación cinematográfica. Riesgo que todo artista debe tener la valentía para experimentarlo y comprobar su resultado, aun a pesar de poder equivocarse.
Patrice Leconte no se ha atrevido, -o no ha sabido- romper esas reglas de la literalidad para intentar conseguir una película más redonda que lo logrado con la adaptación de la obra literaria de Stefan Zweig, La promesa, y como resultado nos ofrece una película visual y emotivamente correcta, pero nada más que correcta.
Pepe Méndez