Franco no conocía nada sobre el trastorno límite, pero en un proyecto colectivo en el que estaba junto a Rosales y Lacuesta le encargaron una pieza para un museo sobre el límite. Por su obsesión de trabajar de manera literal, encontró un artículo sobre esta afección mental y le empezó a interesar el tema. Quería hacer un documental, pero se dio cuenta que para las personas/personajes que lo protagonizarían sería más perjudicial que beneficioso. “Hice un trasvase de lo que había aprendido en esas personas reales hasta Anita, el personaje protagonista. Escribir un guión sirvió también para darle distancia al tema y no hacer una película que fuese un manual de psicología”, explicó.

 

Esas personas reales estaban casi entre el público de la sala. Una madre de una diagnosticada con la misma dolencia de la protagonista de La herida quiso compartir que su hija le pidió acompañarla a ver esta película, “yo estaba atemorizada pero al final me di cuenta que ella había vivido la película. Los TLP son personas que viven esperando que les quieran. Hemos hablado con el tiempo de La herida y le parece una película cercana, por los golpes, la rabia y la ira que no pueden controlar. A ella le gustó mucho que hicieras esta película, y te quería dar las gracias”.

 

 

Retratando un yo muy frágil

 

«Uno tiene una responsabilidad cuando escribe y dirige. Si pones algo en la pantalla, va a verlo mucha gente. Hay que intentar ser riguroso y coherente con lo que se hace. Mi película es dura, pero edulcorarla habría sido traicionar esa responsabilidad», destacó Fernando Franco sobre el peso que pudo ejercerle hablar en su película de un trastorno que afecta a miles de personas.

 

 

Elena Sánchez, psicóloga especializada en este síndrome, aseguró que «el TLP se ve en la película claramente: es una estructura interna que tiene un yo muy frágil con una incapacidad de regular las emociones.Todos tenemos momentos de angustia, pero en un TLP esto se multiplica por 2000. Suelen ser personas que cuidan mucho al otro, pero no saben cuidarse de sí mismas». Para esta profesional, este es el trastorno de personalidad más virulento, pero más esperanzador,»porque los rasgos son muy oscilantes».

 

El realizador sevillano avanzó también algunos detalles sobre la que será su segunda película, que acaba de terminar de rodar –»Morir habla también de una enfermedad, en este caso física, pero contada desde el punto de vista de la persona que acompaña, no desde el que la sufre»–. Poco antes de finalizar el coloquio, lleno hasta la bandera, Franco desveló que La herida, de la que Sánchez dijo que «puede ayudar a los TLP, porque verse reflejado en otro es terapeútico», iba a titularse La espera, porque Anita, al fin y al cabo, solo espera un momento, un instante en el que por fin estará bien.

 

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