Año: 2016
Duración: 75 min.
País: Argentina
Dirección: Fabricio D’Alessandro
Reparto
Rosario Andrea, Catalina Bedacarratz, Ramiro Cornidez, Patricio Cullen, Florencia De Maio, Javier Errecarte, Ramiro Gringola, Ambra Maniscalco, Alejandra Lopez Molina, Florencia Siaba, Juan Pablo Sierra, Lucía Tomas, Julieta Zilberbarg
Sinopsis
La vida de siete personas que no se conocen entre sí, cambiará, sin que ellas lo sospechen, por un eclipse solar.
Crítica:
Es posible que esté bien experimentar sobre los márgenes del abismo en el lenguaje cinematográfico, aunque sea con gaseosa, queriendo expresar ideas a través de ese medio, con el impulso del ingenuo e irreflexivo debutante de querer ser el más original del mundo, pero el que juega a ese desafío corre el riesgo, si no le asiste la suficiente inspiración o no ha medido correctamente bien la posible comunicación con el interlocutor (espectador) que se quede aislado en el mensaje.
Después de tanto bagaje comunicativo actual en los medios, y un empacho en los mensajes y en las formas de decir, cada vez más ágiles y estilizados, es difícil retener el interés del espectador si, queriendo volver a los orígenes descarnados del medio, pretende ofrecerlo sin apenas referencias argumentales ni sustancias para que podamos montar el puzle, creyendo ser originales que rompen moldes y entonces, es posible que la sensación que desprenda sea la de carencias en el mensaje y en el conocimiento de la escritura, como si los vacíos fuesen faltas de ortografía y desconocimiento de la historia del lenguaje que maneja.
En “Oculto el sol” no es que falten referencias, es que solo hay eso, pero falta lo más elemental; los iconos para que podamos situarlos en las historias y adquieran sentido y familiaridad cada una de ellas, con los “diferentes hilos que conduzcan al todo de cada una de las historias” a los que Fabricio D`Alexandro nos quiere introducir, pero en este caso, en ningún momento nos da la posibilidad –ni por los diálogos, ni por la selección de imágenes elegidas, ni por el desarrollo del núcleo dramático- de acercarnos a los personajes ni a su conflicto. De esa forma, lo que consigue es que ellos queden en una orilla y el espectador en la otra. Aislados, ambos, y desconectados. Cada uno en su mundo sin esperanzas de comunicarse.
No sabemos si Fabricio pretendía que cada cual alargase o concluyera las historias que él solo nos apunta,- porque cada una es como un simple boceto de algo que se empieza pero que no se cierra-, y las concluyera el espectador, -si es que tiene la capacidad y la voluntad de hacerlo- a su gusto.
Cando se arriesga en la creación de cualquier obra, se puede caer en el exceso o en la carencia. Yo soy más sensible a entender la equivocación del exceso en cualquier arte.
Creo que no es el caso de “Oculto el Sol” que se queda mas en la hirsuta carencia o un áspero desierto. O eso me parece a mi. Aunque no está en mi ánimo discutir con quién piense lo contrario. Porque al fin y al cabo, por mucho que nos parezca que se prolonga un eclipse de Sol, es solo cuestión de un instante.
Pepe Méndez