Estiu 1993 (Verano 1993)
Año: 2017
Duración: 96 min.
País: España
Director: Carla Simón
Guion: Carla Simón
Música: Ernest Pipó
Fotografía: Santiago Racaj
Reparto
Laia Artigas, Bruna Cusí, David Verdaguer, Paula Robles, Paula Blanco, Etna Campillo, Jordi Figueras, Dolores Fortis, Titón Frauca, Cristina Matas, Berta Pipó, Quimet Pla, Fermí Reixach, Isabel Rocatti, Montse Sanz, Tere Solà, Josep Torrent
Sinopsis
Frida (Laia Artigas), una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre. Lejos de su entorno cercano, en pleno campo, la niña deberá adaptarse a su nueva vida.

Comentario:

VERANO de 1993, que ha sido reconocida por la crítica y el público con galardones en Málaga y Berlin, es la historia del dolor de una niña, sin ser ella consciente del todo de si se encuentra viviendo una realidad o un sueño. La directora embasta la narración haciendo vivir a esa niña el camino que la ha de llevar a despertar y salir de su posible shock dramático. El personaje que la joven Clara Artigas interpreta, psicosomatiza los sentimientos que, parece ser, la directora Carla Simón pasó por ese proceso de pérdida de un ser querido cuando tenía siete años y aún no era capaz de procesar el dolor, ni distinguir lo que significaba este, más allá de sentirse atrapada en una burbuja flotante manejada por las personas mayores en la que ella se ahogaba en silencio.
No es la primera vez que un director expone en su primera película las experiencias de su niñez, con sus luces y sus sombras, pero que, marcaron su adolescencia y le sirvieron para moldear la personalidad en su madurez y, marcar con trazo fino toda su obra posterior.
Entre los casos más representativos encontramos François Truffaut, con su maravillosos y candentes “400 golpes”, y aunque “El verano de 1993” de Carla Simón no sea tan completa ni rotunda como aquella, ambas dejan colgando una incierta y conmovedora senda de futuro que no ha de ser fácil atravesar ni comprender para su tierna edad: uno, escapado del círculo social y familiar para, fuera de él, empezar a ser un nuevo yo, o sea, renacer en un mundo que tendrá que encajar aprendiendo de nuevo, apoyándose en su fuerza interior, demasiado pronto para llegar a buen puerto, indemne; la otra, sumergiéndose en un nuevo entorno familiar que no aceptaba pero que llega a entender a través de una explosión de llanto que fluye de golpe sin saber por qué, y no será hasta muchos años más tarde que lo descubra.
Una honda y sabia película narrada con pulso de un maestro. Porque ha sabido enfatizar los sentimientos mudos y secos sin ninguna estridencia, y trasmitirlos al espectador de una manera contenida pero certera y apasionante.
Es de destacar la ductilidad que ha utilizado para sacar de los actores unas tan magníficas interpretaciones. Todos ellos están en su papel de una manera tan natural que se hace sencillo entrar en ellos como en la vida misma, pero especialmente soberbia en su introspección, en su mirar, en sus silencios y en sus arrebatos, la niña Laia Artigas.
El cine catalán y español gana enteros con películas como esta.
Pepe Méndez