Año: 2019

Duración: 98 min.

País: España

Dirección:Santiago Requejo

Guion: Javier Lorenzo, Santiago Requejo

Música: Ínigo Pírfano

Fotografía: Ibon Antuñano

Reparto

Carlos IglesiasRoberto ÁlvarezRamón BareaAna FernándezLara CorrochanoClara AlonsoRaúl FernándezEva SantolariaMercedes Sampietro.

Sinopsis

Isidro Hernández (Carlos Iglesias) es un parado de 59 años al que la crisis expulsó del mercado laboral. Tras dos años sin recibir ofertas de trabajo llega a la conclusión que la única forma de volver a trabajar y sentirse útil es montando su propio negocio, aunque tampoco lo tendrá fácil debido a su edad. Recurre a la ayuda de Arturo (Roberto Álvarez), un amigo y exitoso escritor de novelas románticas que ya no le quieren publicar y de Desiderio (Ramón Barea), un jubilado con ganas de ser abuelo. Los tres amigos se adentrarán en un terreno desconocido.

Comentario:

Es imposible que un tema que trata un problema tan actual pueda contarse exento de crítica social, así que el guionista y debutante en el largometraje, Santiago Requejo, no deja de integrarla en esta historia amable, aunque huye del dramatismo acuciante de tantos trabajadores de este País que pasan los cincuenta y se encuentran en casos similares.

El director convierte lo que hubiera podido ser un drama mordaz y desesperante, en una comedia llena de positivismo, repartiendo papeles entre los personajes que van; desde la aceptación del destino acomodaticio, pasando por el resurgimiento a una segunda oportunidad de encuentros afectivos -que ya se creían marchitos- a la adaptación de integración a un mundo nuevo laboral, difícilmente abordable para una persona de una generación cercana a los 60, que logra superarlo por su sentido de humor y por su tenacidad. Tres personajes arquetípicos -que representan una parcela social dentro del sistema- interpretados por tres grandes actores que saben dar carnalidad a sus actuaciones, tanto en las dificultades como en los momentos más tiernos de la película, en la que la trama los sumerge en los nudos más característicos de la comedia de enredos sentimentales: los equívocos.

Tres maestros de la actuación; Roberto Álvarez, Carlos Iglesias y Ramón Barea, nadan en las aguas revueltas de sus problemas, creando el interés sin salirse del buen rollo y la complaciente sonrisa del espectador, compañera inseparable de toda buena comedia. Y, como lo más difícil de una comedia es mantener el interés a partir de la mitad del segundo rollo, en ese momento aparece el personaje encarnado por la carismática Mercedes Sampietro, y ella sola, con su papel de importante secundaria, se encarga de levantar el vuelo que nos ha de meter -a través del desarrollo de una subtrama que será esencial para uno de los personajes- en el conflicto medular del film, a través de una actuación natural,  convincente y llena de tierna seducción.

Esos personajes, se mueven enmarcados en una comedia moderna, cuya acción se desarrolla en unos escenarios característicos de una ciudad en apariencia luminosa, cuyo ambiente y diseño arquitectónico les quiere hacer creer que todo eso les pertenece, cuando en verdad, son sujetos que pasan como fantasmas contemplando una realidad ajena, sin pararse a pensar que toda esa vorágine de desenfrenado ajetreo comercial les exprime y los devora hasta que el sistema se canse y crea que ya no son de utilidad. Ahí está los tres improvisados y granados socios, triunfadores anteayer -cada uno a su nivel- resistiéndose a entrar casi en la marginalidad y el temor al aburrimiento.

La película está contada con soltura, algunos gags acertados llenos de naturalidad y un ritmo parsimonioso pero que avanza con interés latente, fruto de un guion bien trabajado, un buen diseño de producción, acertadas escenografías, una iluminación excelente y un montaje que, ayudado por las buenas actuaciones, nos mantiene expectantes y cómplices hasta el final.

Sin ser una gran película, se convierte en un intento de respetable y cariñoso homenaje a los mayores, intuyo que, de un nieto que admira la energía y los valores de esos abuelos que no se rinden, y esa honestidad y valentía le salva de todos los “peros” que a nivel cinematográfico podamos encontrar.

Pepe Méndez