Rifkin’s Festival
Año: 2020
Duración: 92 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Woody Allen
Música: Stephane Wrembel
Fotografía: Vittorio Storaro
Reparto
Elena Anaya, Louis Garrel, Gina Gershon, Sergi López, Wallace Shawn, Christoph Waltz, Steve Guttenberg, Damian Chapa, Georgina Amorós, Douglas McGrath, Bobby Slayton, Yan Tual, Andrea Trepat, Enrique Arce
Sinopsis
El filme narra la historia de un matrimonio estadounidense que acude al Zinemaldia de San Sebastián. La pareja queda prendada del festival, así como de la belleza y encanto de la ciudad y la fantasía del mundo del cine. Ella tiene un affaire con un brillante director francés al que representa y, él se enamora de una residente en la ciudad.
Crítica:
En Rifkin’s Festival encontramos a todo el mundo imaginario y el hervidero de fantasía que el director nos tiene acostumbrados a mostrarnos en algunas de sus películas que ya hemos visto anteriormente. Nos lo muestra con ese desparpajo, soltura y elegancia que maneja tan hábilmente para divertirnos con algunas jocosas situaciones, pero que desprenden una ingenuidad chispeante, con dosis que navegan entre Hermanos Marx, Charlie Brown y Chaplin, llenas de mordaces interrogantes sobre la vida, el amor, la pareja, la eternidad, o lo que sea, que, mientras que para muchos otros directores cualquiera de esos puntos los convertiría en el tema central, la lucidez de Allen hace que pasen de soslayo, con una pátina de sarcasmo e ironía que el espectador entiende como sabio escepticismo jocoso para hacerle aflorar una sonrisa y el buen humor.
En Rifkin’s Festival, entre otras cosas, se sirve de una extensa cantidad de escenas de películas clásicas de cineastas universales para repasar algunos de esos temas, y homenajear así, a algunos de los directores que tanto han influido en su amor por el cine, desde Orson Welles, pasando por Truffaut, Godarg, Bergman, Fellini, llegando hasta nuestro cineasta mas universal, Luis Buñuel, parodiando una de las escenas de El ángel exterminador haciéndola encajar con meritoria intención y acierto -aunque sea de una manera simbólica- en el engranaje argumental de Rifkin’s. Una gozada, elrepaso de todas esas filmografías que nos rememora con una riqueza visual y temática inmensa.
Esta es una película aireada, con mucho exterior, recreándose en la luz resplandeciente y los espectaculares escenarios naturales que tiene la ciudad de San Sebastián que, fotografiada por Vittorio Storaro, despertará la envidia de cualquier turista por visitarla, y eso es lo que hacen los personajes de la película, Sue (Gina Gershon) Phillippe (Louis Garrel) pero sobre todo, Mort Rifkin (Wallace Shawn) en su papel de ex profesor de cine y frustrado escritor. Es una película elegante, bella, vital, con personajes enredados en frustraciones pasadas, pero con pulsiones en constante búsqueda.
En el debe y haber de los personajes, quiero destacar dos hechos que a mí, particularmente, me han parecido decepcionantes: primero, que el veterano director caiga, a estas alturas, en los tan manidos tópicos de retrato del españolito; machista, gritón, infiel, agresivo, algo así como el típico Don Juan, explosivo, incontrolable, caprichoso y, porque no, un punto pendenciero. En Viky, Cristina Barcelona, ya había algo de eso en los personajes que interpretaban Barden y Penélope, y en Rifkin’s, ahoralos repite, sobre todo en la encarnación que hacen Sergi López y Elena Anaya, pero esta vez invirtiendo los papeles. Segundo; aún destacando la excelente interpretación que hace W. Shawn de su personaje, es evidente que es un desacierto, pues por mucho que se esfuerce no encaja en él ni me lo puedo creer y, eso resta mucha credibilidad a sus relaciones con los personajes femeninos. El mismo Allen declara -no recuerdo si en su libro A propósito de nada, o en una entrevista leída posteriormente- que el personaje de Rifkin estaba escrito para un actor mucho mas joven, pero que ante la dificultad de encontrar alguien con fechas disponibles y que estuviera dispuesto a trabajar con él, lo cambió para ser interpretado por su fiel amigo Wallace.Entiendo su postura y, personalmente -después de haber leído toda la información sobre su caso, caída en mis manos- me parece de una injusticia insultante lo que le está haciendo un gremio que le debe tanto, y que por miedo y cobardía no se atreven a levantar la voz en su defensa, por eso tiene una disculpa ese desajuste de personajes que en esta película van en menosprecio de la obra.
Pero, como en todos sus films, Allen allana fácilmente los imponderables y soluciona con facilidad asombrosa dificultades, haciéndonos olvidar detalles del mundo real para sumergirnos en la magia y el poder de la fantasía que nos hace vivir la pantalla.
Por suerte para el espectador, Allen es mayor, pero sigue haciendo películas como si fuera un juego, y nosotros, espectadores, fuésemos niños. Por eso nunca defrauda, del todo.
Pepe Méndez