Vitoria, 3 de marzo
Año: 2018
Duración: 90 min.
País: España
Dirección: Victor Cabaco
Guion: Hector Amado, Juan Ibarrondo
Fotografía: Gaizka Bourgeaud
Reparto
Ruth Díaz, José Manuel Seda, Alberto Berzal, Mikel Iglesias, Amaia Aberasturi,Iñigo de la Iglesia, Iñaki Rikarte, Asier Macazaga, Oti Manzano, Pepe Penabade,Ane Pikaza
Productora: Departamento de Cultura del Gobierno Vasco / ETB / Gariza Films / ICAA / Sonora Estudios
Género: Drama | Años 70. Histórico. Basado en hechos reales
Sinopsis
Película sobre la masacre del 3 de Marzo de 1976 en Vitoria-Gasteiz. Cinco trabajadores murieron a manos de la policía durante el desalojo de una asamblea en la iglesia del barrio de Zaramaga, en el contexto de una larga huelga.
Crítica:
Cine de denuncia, militante o, de homenaje a los cinco trabajadores que perdieron la vida y a los cientos de heridos por cargas y disparos de la policía. Constata el director, Víctor Cabaco, que nadie pagó por ello, no hubo juicio ni considerados culpables. La película está realizada con rigor histórico en lo que concierne a los hechos en el seguimiento de la evolución del conflicto, aunque en el de relaciones familiares y afectivas se hagan concesiones dramáticas, comprensivas en lo cinematográfico, pero que no alteran la realidad ilusionante de una parte de la sociedad de esa época, así como la presión social que se vivía en el momento, medio año apenas de la muerte del dictador, cuando el miedo al descontrol de la situación y sin el cabecilla de la dictadura al mando, hizo afilar los cuchillos de sus herederos, los guardianes del orden.
La película, hecha a retazos entre la ficción -extraída de esas relaciones sociales, familiares y laborales, en las que queda patente la fuerza de los medios de comunicación para decantar la visión del conflicto- y otra parte recogida de grabaciones reales realizados sobre las asambleas y manifestaciones llevadas a cabo por los obreros, queda en su conjunto como un drama palpitante, retrato de nuestra historia más reciente que reclama ser recordada con realismo y sin mentiras, por los que la sufrieron, sus hijos, descendientes de estos y todos aquellos que estén interesados en la historia de tantas luchas libradas en nuestra transición.
Cabaco, ha impregnado el film de una estética de imagen de denso contraste, entre difuso y pastoso de película antigua, que nos recuerda los fotogramas de super ocho o películas sacadas del laboratorio de hace años, con lo cual, nos ayuda a acercarnos a la memoria de esa época sin esforzarnos en su credibilidad. Para ello, también se apoya en esa banda sonora de Lluis Llach, un réquiem creado por este, en memoria de aquel trágico suceso, tan bien tratado cuarenta y tres años después por Víctor Cabaco.
P. Méndez