(Carrera de risotadas)

Título original: À fond

Año: 2015

Duración: 91 min.

País:  Francia

Director: Nicolas Benamou

Guion: Nicolas Benamou, Frédéric Jardin, Fabrice Roger-Lacan

Música: Maxime Desprez, Michael Tordjman

Fotografía: Antoine Marteau

Reparto

José GarcíaAndré DussollierCaroline VigneauxJosephine Callies,Stylane LecailleCharlotte GabrisVincent DesagnatFlorence Foresti,Jérôme Commandeur,

 

Sinopsis

Una familia sube en su nuevo monovolumen por la mañana temprano para evitar los atascos de tráfico de la salida de las vacaciones de verano. Tom, el padre, ajusta el control electrónico de velocidad en 130 km/h., en ese momento un nuevo enfado de su suegro lleva a Julia a pedirle que dé la vuelta. Tom se da cuenta de que él no puede controlar su vehículo. La electrónica no responde, la velocidad se ha bloqueado a 130 km/h. Todas las maniobras para frenar el coche no surten ningún efecto.

 

 

 

Crítica:

Comedia de trazo gordo para gustos poco exigentes y propensos a la risa fácil y las desgracias de unos personajes que, son más bien caricaturas parecidas a las que podemos encontrar en las viñetas de los comics de F. Ibañez, tipo Pepe Gotera, o algo así.

El planteamiento es un reconocible compendio de buenas propósitos que chocan con una encadenado de torpezas o meteduras de pata, -de esas que  hacen estallar la risa  instintiva, la más primitiva, esa que brota viendo las torpezas de los demás- que hacen abortar la buena marcha del proyecto. El guion está bien elaborado, de tal forma que los gags enlazados pueden continuar hasta el infinito y cada uno de ellos enredar más la madeja del conflicto, hasta hacerlo casi angustioso de puro histrionismo, pero a la vez, creando una sensación de peligro en las situaciones que rozan el esperpento, todo ello dentro del pretendido estallido de la carcajada.

La película tiene ritmo, jovialidad, y buenos actores, aunque en el fondo sea una banalidad, pero como no pretende nada especial que no sea pasar el rato divertido, tenemos que reconocer que consigue su propósito. Es la imitación de esas típicas comedias americanas que suceden en las carreteras, con muchos coches, carreras y choques, pero como la historia sucede en Europa, se reducen los choques –aunque los hay-  y las desgracias involuntarias, aunque la escalera de infortunios aumenta casi hasta el paroxismo.

Tiene un buen diseño de producción, aunque puede haber alguien que, acostumbrado a ver las superproducciones americanas, con un mayor derroche de medios, le parezca algo pobre en  efectos especiales, pero está bien rodada, y como hemos remarcado anteriormente creemos que consigue su cometido para un tipo de público que tenga la tarde tonta  y quiera despejarse con alguna risotada sin el esfuerzo de pensar.

 

Pepe Méndez