La muerte de Stalin

Año: 2017
Duración: 106 min.
País: Reino Unido
Dirección: Armando Iannucci
Guion: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin, Peter Fellows (Cómic: Fabien Nury)
Música: Christopher Willis
Fotografía: Zac Nicholson
Reparto:
Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Michael Palin, Andrea Riseborough, Dermot Crowley, Jason Isaacs, Rupert Friend, Olga Kurylenko, Paddy Considine, Adrian McLoughlin, Paul Whitehouse, Paul Chahidi, Tom Brooke, Justin Edwards, Richard Brake, Jonathan Aris, Roger Ashton-Griffiths
Productora
Quad Productions / Main Journey / Free Range Films
Género
Comedia | Política. Sátira. Años 50

Sinopsis
La noche del 2 de marzo de 1953 murió un hombre. Ese hombre es Josef Stalin, dictador, tirano, carnicero y Secretario General de la URSS. Y si juegas tus cartas bien, el puesto ahora puede ser tuyo. Una sátira sobre los días previos al funeral del padre de la nación. Dos jornadas de duras peleas por el poder absoluto a través de manipulaciones, lujurias y traiciones.

Crítica:
Una comedia que aborda con toda la mordacidad que cabe, lo que el tratamiento del recalcitrante personaje histórico requería, por tanto, una sátira histriónica pero certera de los momentos posteriores a la muerte de Stalin, eso sí, tratados con irrespetuoso sarcasmo, ridiculizando algunas situaciones y momentos históricos de alguna forma, cercanos al surrealismo de los Hermanos Marx, que no me parece poco mérito, aunque en otros momentos caiga más en el chiste fácil pero sin perder la flema British.
El británico Armando Iannucci ha sabido crear situaciones llenas de sarcásticas retrancas inspiradas en verídicas realidades pero con apariencia más cercana a la ciencia ficción que a hechos que uno pueda imaginar que en realidad sucedieron. Y sabemos que sucedieron.
La muerte de Stalin, lleva más carga de profundidad dramáticas bajo la máscara de comedia que si hubiese sido tratada como verdadero drama. Hemos de creer que Iannucci y demás guionistas se documentaron minuciosamente para crear todo ese rosario de ambiciosos personajes históricos, tan ruines, la mayoría, como cobardes y despreciables se ha constatado posteriormente.
La película tiene mucho del estilo de la escuela narrativa inglesa, que podemos ver en alguna serie de la BBC, es caustica en su fondo y endemoniadamente ágil en la forma, sin perder la elegancia ni caer en chabacanería.
P. M.