Testigo de otro mundo
(Estreno 14 de septiembre)
País: Argentina
Dirección: Alan Stivelman
Guion: Alan Stivelman
Música: Miguel Miranda, José Miguel Tobar
Fotografía: Federico Luaces, Marcelo Lavintman
Productora:Humano Films SA
Género: Documental
Sinopsis
Juan vive recluido en la soledad del campo desde que fue testigo de un suceso OVNI. El cineasta Alan Stivelman, con la ayuda del famoso astrofísico Jacques Vallée, comienzan un épico viaje para ayudar a Juan a que entienda el profundo significado de su encuentro cercano.
Crítica:
No es la típica película sobre esoterismos o donde se intentan desvelar las verdades o invenciones de las apariciones “fenómeno OVNI”. Alan Stivelman ha elegido el viaje interior de un personaje con una vivencia especial que le ha marcado toda su vida, asumiendo el hecho con dolor y en profundo silencio. El director no intenta zambullirnos en ninguna creencia ni divagar sobre la veracidad de esos posibles fenómenos y, para que quede claro, al comienzo del film hace una declaración de intenciones manifestando que no estaba en absoluto interesado en esos extraños fenómenos, ni creía en ellos, pero que ha sido al conocer a Juan y su peculiar forma de vida, retirado del mundo en medio de la nada, lo que le ha llevado a investigar la parte más humana que encierra ese caso.
La película avanza desde las entrecortadas y emocionadas declaraciones en la televisión, de un chico que no es capaz de explicar lo que le sucedió. porque al recordarlo le sobrecoge la emoción, para adentrarse años después en la plenitud de la naturaleza, donde esa persona se ha hecho mayor sin poder compartir ni manifestar esa experiencia con nadie, por miedo de que le tomen por loco.
A partir de ahí, el director nos invita con sensibilidad, delicadeza y rigor, a escrutar un mundo poco conocido, en medio de unos paisajes tan espectaculares como sobrecogedores, pero sobre todo a intentar descubrir el mundo interior de un, en principio enigmático y solitario ser, que quiere encontrarse a si mismo y necesita ayuda para ello. Así que, Alan Stivelman se sirve de: por una parte, la fuente científica de Jackes Vallè, que nos expone la teoría de un universo polidimensional en donde los estratos de diferentes formas de vida, tanto físicas como lo que podríamos llamar formas intangibles o espirituales, conviven sin tocarse, las cuales son todavía inexplicables para nuestro entendimiento, y por otra; se sirve de las creencias y rituales de la comunidad guaraní en el Paraguay, para dar sentido al yo más profundo y ancestral de Juan, a la vez que nos lleva a preguntarnos el por qué de las cosas que sentimos y a veces vivimos, y no podemos explicar.
Una película sencilla, honesta y sincera, narrada sin pretensiones pero con un buen planteamiento dramático y conocimiento de los tempos cinematográficos, en donde se conjugan las potentes imágenes de los espacios abiertos con las fuerzas emocionales que desprenden los personajes.
Pepe Méndez