Título original:  TRUMAN

Año: 2015

Coproducción: España/Argentina

Director Cesc  Gay

Música: Nico cota. Toti Soler

 

Reparto:

Ricardo DarínJavier CámaraDolores FonziÀlex BrendemühlJavier Gutiérrez,Eduard FernándezElvira MínguezSilvia AbascalNathalie PozaJosé Luis Gómez,Pedro CasablancFrancesc OrellaOriol PlaAna GraciaSusi SánchezÀgata Roca

Sinopsis:

Dos amigos de la infancia ahora ya en la mediana edad, Julián y Tomás, se reúnen después de muchos años y pasan unos días inolvidables juntos, principalmente debido a que su reunión es también, seguramente, su último adiós.

 

Comentario crítico:

Unas notas musicales serenas y poderosas, inconfundibles,  interpretadas con  la guitarra por Toti Soler, acompañan, como fondo sonoro a unas imágenes de una calle de casitas bajas nevadas de Canadá. Nadie en la calle. El frio del paisaje se trasmite. Es el prólogo inicial que ha de introducirnos en la cascada de emociones contenidas, que nos ofrecen unos personajes maduros, nada dados a la efusión esperpéntica que fácilmente podría aflorar en muchas ocasiones, dado la circunstancia del caso que aborda, qué es la anunciación de la posible muerte, algo prematura para su edad, de uno de los personajes, Julián (Ricardo Darin).

Una noticia tan rotunda siempre es contundente, por eso, cuando su amigo Tomás (Javier Cámara) se entera de ese hecho, se traslada rápidamente a Madrid, para ver qué puede hacer por su viejo amigo. Pasarán cuatro días charlando, y Tomás intentará convencer a Julián de que no lleve a cabo ciertas decisiones que este ha tomado antes de marcharse para siempre.

Lo que cualquier otro director hubiese podido convertir en dramón, Cesc Gay nos lo cuenta con mucha seriedad, pero al mismo tiempo con ironía; una ironía impregnada permanentemente de fino humor que hace desembarcar al espectador en el puerto de la sabiduría, sobre la relatividad de la tragedia de la muerte, pero sobre todo, de la importancia de la amistad, de las palabra, de las miradas, de los abrazos y sobre todo, de los silencios.

Porque Truman nos habla de la sinceridad, de la mezquindad, de la bondad, del amor, de la vida y de la muerte, pero también de la importancia de los diálogos sinceros, -sean entre amigos o familiares- reflexionando sobre lo que no supimos o no pudimos decir en su momento, -aunque queríamos hacerlo- a las personas más cercanas y queridas.

Mientras Julián intenta solucionar el futuro de Truman, -su viejo y noble perro- Tomás le acompaña e intenta comprender todo lo que aquel hace. Mientras, comen, pasean, van al veterinario y al médico, también al teatro, en donde Julián, que es actor, interpreta una obra de época, y por la noche le consuela en unos fugaces y comprensibles momentos de pánico. Hablan, pero no mucho, con diálogos a veces directos y a veces mordaces, pero siempre inteligentes y naturales, aunque la mayor comunicación es introspectiva y de gestos, con miradas intuitivas y a veces con profundos silencios.

De esta manera, los personajes de esta película nos van sumergiendo en la complicidad de sus sentimientos, del  respeto hacia el otro, a pesar de no estar de acuerdo de sus decisiones, de la admiración mutua, aunque uno de ellos no lo confiese hasta el final.

Como es costumbre en las películas de Cesc Gay, cada secuencia nos va aportando datos interesantes de relaciones  del entorno de los personajes principales, abriendo sabiamente y con sensibilidad, el abanico del tema central con pinceladas llenas de profunda humanidad, descongestionando la tensión de vez en cuando, con unas ligeras notas musicales que no dan respiro y desahogo al espectador.

Cesc Gay sigue en la línea ascendente de sus anteriores películas episódicas, “En la ciudad” y “Una pistola en cada mano” y además, ha demostrado ser un excelente director de actores. Ahora, son ellos los que facilitan seguir el ritmo de la historia con emotividad. En este caso, se ha valido de dos actores en estado de gracia, como son Ricardo Darin y Javier Cámara, que enfundados en sus respectivos personajes los perfilan e impregnan con una química interpretativa que traspasa la pantalla para calar en nuestro estado de ánimo. Pero sin quitarles una pizca de valor a su interpretación, que es soberbia, deberíamos reconocer que algún mérito tendrá en ello el director de Truman, porque todos los que les acompañan están magníficos.

Una de las películas mejores del año.

 

Pepe Méndez