La campaña de las elecciones estadounidenses, reuniones de trabajo a distancia o clases de guitarra son contenidos que se pueden encontrar, junto con retransmisiones de partidas de videojuegos o e-sports, en las plataformas Twitch o Discord. Por qué las herramientas surgidas en el universo gamer abren a otras esferas?
Gente con intereses compartidos, de todo tipo, encuentran en estas soluciones tecnológicas aplicaciones variadas, y día tras día aumentan su uso y popularidad. Según Joan Arnedo, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de la UOC, ya se está produciendo un «cambio generacional» en el que la televisión « pierde relevancia a favor de los contenidos en línea ». Así, los jóvenes que han entrado a estas plataformas las continuarán utilizando «para satisfacer sus nuevas inquietudes, a medida que progresen personal y profesionalmente».
Pero no sólo han entrado los adolescentes mediante los videojuegos, sino que hay otros contenidos que han atraído un público más grande mediante la «interacción en tiempo real». Así lo explica Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, que considera que este efecto consigue «retener la atención del público, que es el más valioso de la economía digital» . Con el crecimiento de los datos, la docente considera que, por ejemplo, Twitch podría llegar a «cotas superiores» a las de YouTube. Por su parte, el profesor colaborador de la UOC Alberto Quian piensa que la clave no es el aumento de horas de consumo de este tipo de portales debido a la pandemia, sino si hay una «fidelización» de nuevos usuarios registrados y activos y si se forma una «comunidad».
Récords y política
El confinamiento y las restricciones de interacción social han influido en el acercamiento de todo tipo de públicos a estas herramientas digitales, según los expertos. «La pandemia ha sido responsable de que la actividad en línea aumentara exponencialmente, y los informes publicados hasta ahora aseguran que la tendencia se consolidará este año», augura Neira, que destaca la «conversación» que establecen los grandes comunicadores con sus seguidores. «Esto es la fórmula del éxito. Hay una contribución sustancial de los espectadores a los contenidos de estos influenciadores, lo que hace que la emisión sea más relevante », relata la docente. Los hitos se suceden en estas plataformas.
Por Twitch, Ibai Llanos, por ejemplo, superó la televisión convencional retransmitiendo las campanadas de la noche de Año Nuevo, con más de medio millón de espectadores y hoy entrevista a Gerard Piqué por su canal. Asimismo, el periodista Emilio Doménech, Nanisimo en las redes sociales, hizo un seguimiento de las elecciones estadounidenses mediante esta plataforma -en la que tiene más de 16.000 seguidores- y también para La Sexta que se convirtió en un referente informativo para muchos jóvenes. Y es que la política también se ha dejado ver en esta plataforma.
La demócrata Alejandría Ocasio-Cortez se conectó en plena campaña para pedir el voto mientras jugaba a un videojuego; el partido Más Madrid tiene perfil de Twitch, aunque todavía no es muy activo, y el presidente francés, Emmanuel Macron, impulsó un debate online en pleno momento de protestas de los chalecos amarillas en la calle. Los políticos buscan un público joven que no va a los mítines, pero los profesores de la UOC apuntan que lo importante no es estar presente, sino que se hace y cómo se hace. «Simplemente crear un canal porque es donde están los jóvenes, sin hacer nada más, no funcionará, ya que se interpretará como una invasión de su espacio privado. La clave depende del interlocutor y de la puesta en escena del mensaje, y que este mensaje sea de interés », defiende Arnedo. Quian considera que estas plataformas serán el «laboratorio de pruebas de un marketing político de precisión», y también señala las «narrativas diferentes» en que se deberá trabajar para tener éxito.
Discord: un lugar para hablar
Otra plataforma con muchos seguidores -y no solamente por jugar- es Discord, una aplicación gratuita de chat. Durante el quinto aniversario, en junio del año pasado, su creador, Jason Citron, aseguraba el blog del portal que esta plataforma era «el lugar para hablar» y ya apuntaba que no sólo era un lugar para gamers, sino « para cualquiera a quien le gustara hablar ».
La idea inicial era que los jugadores comentaran sus avances en los juegos, pero actualmente hay miles de servidores que forman comunidades por temáticas, y hay otros de privados que crean grupos de amigos, compañeros de trabajo o personas con las mismas aficiones. Con capacidad para duplicar pantallas o crear personalizaciones diversas, Discord ha crecido hasta llegar, según sus cálculos, los 13,5 millones de usuarios activos a la semana. «No hay ningún algoritmo que decida lo que tienes que ver», lanza el CEO de la compañía, que afirma que lo que quieren es que el cliente «sea junto a la comunidad y los amigos».
Aunque los videojuegos siguen batiendo récords, como el de diciembre de TheGrefg, con más de 600.000 personas siguiendo también la retransmisión de cómo jugaba a Fortnite, los datos también apuntan que en 2020 la categoría «Just chatting» ( ‘Charlando’) » está por encima de los títulos de los juegos más famosos en número de horas vistas. «Aunque se está jugando, lo que atrae a los espectadores no es el juego en sí o sus habilidades, sino la gracia con que se dinamiza la sesión», remarca Joan Arnedo. El carisma y la manera de comunicarse de estos influencers es, pues, parte del éxito de estas plataformas y lo que hace que otras personas -los seguidores- se quieran conectar con ellos. «Las redes sociales son estructuras de interacción social online y fuera, en el mundo físico», concluye Quian.